32.5 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    Hechos 4 - Reina Valera 1977

    Pedro y Juan ante el concilio

    1. Mientras hablaban ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes y el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,

    2. muy molestos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.

    3. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque ya atardecía.

    4. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones llegó a ser de unos cinco mil.

    5. Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,

    6. y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes;

    7. y poniéndoles en medio, les preguntaban: ¿Con qué clase de poder, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?

    8. Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:

    9. Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, en virtud de quién ha sido éste sanado,

    10. sabedlo todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.

    11. Este Jesús es la piedra desechada por vosotros los constructores, la cual ha venido a ser piedra angular.

    12. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

    13. Entonces, viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.

    14. Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no tenían nada que replicar.

    15. Entonces les ordenaron que saliesen del sanedrín; y conferenciaban entre sí,

    16. diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, una señal notoria ha sido hecha por medio de ellos, manifiesta a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.

    17. Pero, a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.

    18. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera pronunciasen palabra ni enseñasen en el nombre de Jesús.

    19. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros más bien que a Dios;

    20. porque no podemos menos de decir lo que hemos visto y oído.

    21. Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando motivo para castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido,

    22. ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.

    Los creyentes piden confianza y valor

    23. Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.

    24. Y ellos, al oírlo, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que en ellos hay;

    25. que por boca de David tu siervo dijiste: ¿A qué fin se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas?

    26. Acudieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se coaligaron Contra el Señor, y contra su Cristo.

    27. Porque verdaderamente se aliaron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,

    28. para hacer cuanto tu mano y tu designio habían predestinado que sucediera.

    29. Y en lo de ahora, Señor, fíjate en sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,

    30. mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Siervo Jesús.

    31. Cuando acabaron de orar, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

    Todas las cosas en común

    32. Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ni uno solo decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.

    33. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia había sobre todos ellos.

    34. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,

    35. y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.

    36. Entonces José, a quien los apóstoles le pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre,

    37. como poseía un campo, lo vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.