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sábado, agosto 17, 2024
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    Lucas 13 - Reina Valera 1977

    Arrepentíos o pereceréis

    1. En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.

    2. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los galileos porque padecieron tales cosas?

    3. Os digo: No; antes bien, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

    4. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén?

    5. Os digo: No; antes bien, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

    Parábola de la higuera estéril

    6. Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.

    7. Y dijo al viñador: Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?

    8. Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone.

    9. Y si da fruto, bien; y si no, la cortarás después.

    Jesús sana a una mujer en el día de reposo

    10. Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado;

    11. y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.

    12. Cuando Jesús la vio, la llamó hacia sí y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

    13. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó al instante, y glorificaba a Dios.

    14. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en sábado, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado.

    15. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en sábado su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?

    16. Y a ésta que es hija de Abraham, a quien Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en sábado?

    17. Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.

    Parábola de la semilla de mostaza

    18. Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?

    19. Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.

    Parábola de la levadura

    20. Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?

    21. Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado.

    La puerta estrecha

    22. Recorría Jesús cada una de las ciudades y aldeas, enseñando, y prosiguiendo su camino hacia Jerusalén.

    23. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

    24. Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

    25. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.

    26. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.

    27. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.

    28. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera.

    29. Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

    30. Y he aquí que hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.

    Lamento de Jesús sobre Jerusalén

    31. Aquel mismo día se acercaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.

    32. Y les dijo: Id, y decidle a ese zorro: Yo echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra.

    33. Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.

    34. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!

    35. He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que de ningún modo me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.