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viernes, julio 19, 2024
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    Mateo 20 - Reina Valera 1977

    Los obreros de la viña

    1. Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió de madrugada a contratar obreros para su viña.

    2. Y habiéndose concertado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

    3. Saliendo hacia la hora tercera del día, vio a otros que estaban de pie en la plaza desocupados;

    4. y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.

    5. Salió otra vez hacia las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.

    6. Y saliendo hacia la hora undécima, halló a otros que estaban parados, y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?

    7. Le dijeron: Porque nadie nos contrató. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.

    8. Al caer la tarde, el dueño de la viña dijo a su administrador: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros.

    9. Y al venir los que habían ido hacia la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

    10. Al venir también los primeros, pensaron que recibirían más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.

    11. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,

    12. diciendo: Estos últimos han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el calor abrasador.

    13. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago injusticia; ¿no te concertaste conmigo en un denario?

    14. Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este último como a ti.

    15. ¿No me es lícito hacer con lo mío lo que quiera? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?

    16. Así, los últimos serán primeros; y los primeros, últimos; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.

    Nuevamente Jesús anuncia su muerte

    17. Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus discípulos aparte en el camino, y les dijo:

    18. Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;

    19. y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; y al tercer día resucitará.

    Petición de Santiago y de Juan

    20. Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.

    21. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.

    22. Entonces Jesús, respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo he de beber, [y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado]? Y ellos respondieron: Podemos.

    23. Él les dijo: A la verdad, mi copa beberéis, [y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados]; pero el sentarse a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

    24. Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.

    25. Entonces Jesús, llamándoles, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los potentados las oprimen con su autoridad.

    26. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor;

    27. y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro siervo;

    28. como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

    Dos ciegos reciben la vista

    29. Al salir ellos de Jericó, le siguió una gran multitud.

    30. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, gritaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!

    31. Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos gritaban más aún, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!

    32. Y deteniéndose Jesús, los llamó y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?

    33. Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

    34. Entonces Jesús, movido a compasión, les tocó los ojos, y en seguida recobraron la vista; y le siguieron.