28.8 C
Miami
domingo, agosto 18, 2024
Más


    Job 16 - Reina Valera Actualizada 1989

    Job se queja contra Dios

    1. Entonces respondió Job y dijo:

    2. —He oído muchas cosas como éstas; consoladores gravosos sois todos vosotros.

    3. ¿Habrá fin para las palabras vacías? ¿Qué te incita a responder?

    4. Yo también podría hablar como vosotros. Si vuestra alma estuviera en lugar de mi alma, yo también podría componer discursos contra vosotros, y por vosotros sacudiría mi cabeza.

    5. Os alentaría con mi boca, y el movimiento de mis labios traería alivio.

    6. Pero si hablo, mi dolor no tiene alivio; y si dejo de hablar, ¿qué se ha de ir de mí?

    7. Pero ahora Dios me tiene agobiado. Ha desolado toda mi compañía,

    8. y me ha llenado de arrugas. Mi debilidad responde en mi propia cara; ha venido a ser testigo y se ha levantado contra mí.

    9. Su furor me ha despedazado, pues me aborrece; contra mí hace crujir sus dientes. Mi adversario aguza su mirada contra mí.

    10. Contra mí han abierto su boca; con afrenta han golpeado mis mejillas. A una se han juntado contra mí.

    11. Dios me ha entregado a los perversos; me ha empujado a las manos de los impíos.

    12. Yo estaba tranquilo, pero él me sacudió; me tomó por el cuello y me despedazó. El me ha puesto por blanco suyo;

    13. sus arqueros me han rodeado. Atraviesa mis riñones sin compasión y derrama por tierra mi hiel.

    14. Abre en mí brecha tras brecha; contra mí arremete como un guerrero.

    15. He cosido cilicio sobre mi piel y he hundido mi fuerza en el polvo.

    16. Mi rostro está enrojecido con el llanto, y sobre mis párpados hay densa oscuridad,

    17. a pesar de no haber violencia en mis manos y de ser pura mi oración.

    18. ¡Oh tierra, no encubras mi sangre! ¡Que no haya lugar para mi clamor!

    19. He aquí que también ahora mi testigo está en los cielos; en las alturas está mi defensor.

    20. Mis amigos me escarnecen; mis ojos derraman lágrimas ante Dios.

    21. ¡Oh, si alguien llevara la causa de un hombre ante Dios como entre el hombre y su prójimo!

    22. Porque los pocos años se van, y yo iré por el camino sin retorno.