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sábado, agosto 17, 2024
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    Job 29 - Reina Valera Actualizada 1989

    Job recuerda su felicidad anterior

    1. Job continuó su discurso y dijo:

    2. —¡Quién me concediese ser como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba!

    3. Entonces él hacía resplandecer su lámpara sobre mi cabeza, y a su luz yo caminaba en la oscuridad.

    4. Así fue en los días de mi vigor, cuando la amistad íntima de Dios estaba sobre mi morada;

    5. cuando el Todopoderoso aún estaba conmigo, y mis hijos estaban alrededor de mí;

    6. cuando mis pasos se bañaban en leche, y la roca me vertía corrientes de aceite.

    7. Entonces yo iba al tribunal de la ciudad, y alistaba mi asiento en la plaza.

    8. Los jóvenes me veían y se hacían a un lado; los ancianos se levantaban y permanecían de pie.

    9. Los magistrados detenían sus palabras, y ponían la mano sobre sus bocas.

    10. La voz de los nobles se apagaba, y su lengua se pegaba a su paladar.

    11. Cuando los oídos me oían, me llamaban: "¡Dichoso!" Cuando los ojos me veían, daban testimonio en mi favor.

    12. Porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que no tenía quien le ayudara.

    13. La bendición del moribundo caía sobre mí, y yo daba alegría al corazón de la viuda.

    14. Yo me vestía de rectitud, y ella me vestía a mí; como manto y turbante era mi justicia.

    15. Yo era ojos para el ciego; y pies para el cojo.

    16. Era un padre para los necesitados, e investigaba la causa que no conocía.

    17. Yo rompía las quijadas del inicuo, y de sus dientes arrancaba la presa.

    18. Yo me decía: "En mi nido expiraré, y multiplicaré mis días como la arena."

    19. Mi raíz alcanzaba hasta las aguas, y de noche el rocío se posaba en mis ramas.

    20. Mi honra se mantenía nueva en mí, y mi arco se renovaba en mi mano.

    21. Ellos me escuchaban y esperaban; ante mi consejo guardaban silencio.

    22. Después de mi palabra no volvían a hablar, y mi discurso destilaba sobre ellos.

    23. Me esperaban como a la lluvia, y abrían su boca como a la lluvia tardía.

    24. Cuando me reía con ellos, ¡no lo creían! No dejaban decaer la luz de mi rostro.

    25. Yo escogía el camino para ellos, y me sentaba como su jefe. Yo vivía como un rey que está en medio de sus tropas, como el que consuela a los que están de duelo.