29.3 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Mateo 14 - Reina Valera Actualizada 1989

    Muerte de Juan el Bautista

    1. En aquel tiempo, Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús

    2. y dijo a sus criados: "¡Este es Juan el Bautista! El ha resucitado de los muertos; por esta razón operan estos poderes en él."

    3. Porque Herodes había prendido a Juan, le había atado con cadenas y puesto en la cárcel por causa de Herodía, la mujer de su hermano Felipe.

    4. Porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla por mujer."

    5. Y aunque Herodes quería matarlo, temió al pueblo; porque le tenían por profeta.

    6. Pero cuando se celebró el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodía danzó en medio y agradó a Herodes,

    7. por lo cual él se comprometió bajo juramento a darle lo que ella pidiera.

    8. Ella, instigada por su madre, dijo: "Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista."

    9. Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen.

    10. Mandó decapitar a Juan en la cárcel.

    11. Y su cabeza fue traída en un plato y fue dada a la muchacha, y ella la presentó a su madre.

    12. Entonces llegaron sus discípulos, tomaron el cuerpo y lo enterraron. Luego fueron y se lo contaron a Jesús.

    Alimentación de los cinco mil

    13. Al oírlo, Jesús se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado. Cuando las multitudes oyeron esto, le siguieron a pie desde las ciudades.

    14. Cuando Jesús salió, vio la gran multitud y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que entre ellos estaban enfermos.

    15. Al atardecer, sus discípulos se acercaron a él y le dijeron: —El lugar es desierto, y la hora ya avanzada. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren para sí algo de comer.

    16. Pero Jesús les dijo: —No tienen necesidad de irse. Dadles vosotros de comer.

    17. Entonces ellos dijeron: —No tenemos aquí sino cinco panes y dos pescados.

    18. El les dijo: —Traédmelos acá.

    19. Luego mandó que la gente se recostara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los ojos al cielo, los bendijo. Después de partirlos, dio los panes a sus discípulos, y ellos a la gente.

    20. Todos comieron y se saciaron, y se recogieron doce canastas llenas de lo que sobró de los pedazos.

    21. Los que comieron eran como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

    Jesús anda sobre el mar

    22. Y en seguida Jesús obligó a sus discípulos a entrar en la barca e ir delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a las multitudes.

    23. Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

    24. La barca ya quedaba a gran distancia de la tierra, azotada por las olas, porque el viento era contrario.

    25. Y a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos caminando sobre el mar.

    26. Pero cuando los discípulos le vieron caminando sobre el mar, se turbaron diciendo: —¡Un fantasma! Y gritaron de miedo.

    27. En seguida Jesús les habló diciendo: —¡Tened ánimo! ¡Yo soy! ¡No temáis!

    28. Entonces le respondió Pedro y dijo: —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

    29. Y él dijo: —Ven. Pedro descendió de la barca y caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.

    30. Pero al ver el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó diciendo: —¡Señor, sálvame!

    31. De inmediato Jesús extendió la mano, le sostuvo y le dijo: —¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

    32. Cuando ellos subieron a la barca, se calmó el viento.

    33. Entonces los que estaban en la barca le adoraron diciendo: —¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!

    Jesús sana a los enfermos en Genesaret

    34. Cuando cruzaron a la otra orilla, llegaron a la tierra de Genesaret.

    35. Y cuando los hombres de aquel lugar le reconocieron, mandaron a decirlo por toda aquella región, y trajeron a él todos los que estaban enfermos.

    Jesús explica la parábola de la cizaña

    36. Y le rogaban que sólo pudiesen tocar el borde de su manto, y todos los que tocaron quedaron sanos.