1 Samuel 28 - Reina Valera 19951. Aconteció en aquellos días, que los filisteos reunieron sus fuerzas para pelear contra Israel. Y Aquis dijo a David: --Ten entendido que has de salir a campaña conmigo, tú y tus hombres. 2. David respondió a Aquis: --Muy bien, ahora sabrás lo que hará tu siervo. Aquis dijo a David: --En ese caso, te haré mi guarda personal mientras viva. Saúl y la adivina de Endor3. Ya Samuel había muerto. Todo Israel lo había lamentado y lo había sepultado en Ramá, su ciudad.[1] Saúl había expulsado de la tierra a los encantadores y adivinos.[2] 4. Se reunieron, pues, los filisteos, y vinieron a acampar en Sunem.[3] Mientras, Saúl reunió a todo Israel y acampó en Gilboa. 5. Cuando Saúl vio el campamento de los filisteos, tuvo miedo y se turbó sobremanera su corazón. 6. Consultó Saúl a Jehová, pero Jehová no le respondió ni por sueños ni por el Urim[4] ni por los profetas.[5] 7. Entonces Saúl dijo a sus criados: --Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que vaya a consultar por medio de ella. Sus criados le respondieron: --Aquí, en Endor,[6] hay una mujer que tiene espíritu de adivinación. 8. Se disfrazó Saúl poniéndose otras vestiduras y, acompañado por dos hombres, se llegó de noche a aquella mujer y le dijo: --Te ruego que me adivines, por el espíritu de adivinación, y hagas venir a quien yo te diga. 9. La mujer le respondió: --Bien sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha extirpado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, me pones esta trampa para hacerme morir? 10. Entonces Saúl le juró por Jehová: --¡Vive Jehová!, que ningún mal te sobrevendrá por esto. 11. La mujer dijo: --¿A quién te haré venir? --Hazme venir a Samuel --respondió él. 12. Al ver la mujer a Samuel, lanzó un grito y dijo a Saúl: 13. --¿Por qué me has engañado?, pues tú eres Saúl. --No temas. ¿Qué has visto? --le respondió el rey. --He visto dioses[7] que suben[8] de la tierra --dijo la mujer a Saúl. 14. --¿Cuál es su forma? --le preguntó él. --Un hombre anciano viene, cubierto de un manto --respondió ella. Comprendió Saúl que era Samuel, y cayendo rostro en tierra, hizo una gran reverencia. 15. Samuel dijo a Saúl: --¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Saúl respondió: --Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí. Dios se ha apartado de mí y ya no me responde, ni por medio de los profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me digas lo que debo hacer. 16. Samuel respondió: --¿Para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo? 17. Jehová te ha hecho como predijo por medio de mí, pues Jehová ha arrancado el reino de tus manos y lo ha dado a tu compañero, David.[9] 18. Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni atendiste al ardor de su ira contra Amalec,[10] por eso Jehová te ha hecho esto hoy. 19. Junto contigo, Jehová entregará a Israel en manos de los filisteos; mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos. Jehová entregará también al ejército de Israel en manos de los filisteos.[11] 20. De repente cayó Saúl en tierra cuan largo era, lleno de temor por las palabras de Samuel. Estaba sin fuerzas, porque no había comido durante todo aquel día y toda aquella noche. 21. La mujer se acercó a Saúl, y al ver que estaba muy turbado le dijo: --Tu sierva ha obedecido a tu voz; he arriesgado mi vida y he cumplido la orden que me diste. 22. Te ruego, pues, que tú también oigas la voz de tu sierva; pondré delante de ti un bocado de pan para que comas, a fin de que cobres fuerzas y sigas tu camino. 23. Él rehusó diciendo: --No comeré. Pero sus siervos le insistieron junto con la mujer, y él les obedeció. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama. 24. Aquella mujer tenía en su casa un ternero engordado. Enseguida lo mató, tomó harina, la amasó y coció con ella panes sin levadura. 25. Luego sirvió todo aquello a Saúl y sus siervos, quienes, después de haber comido, se levantaron y se fueron aquella misma noche. |