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domingo, agosto 18, 2024
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    Génesis 37 - Reina Valera 1995

    José es vendido por sus hermanos

    1. [1] Jacob habitó en la tierra donde había vivido su padre, en la tierra de Canaán.[2]

    2. Esta es la historia de la familia de Jacob:[3] José tenía diecisiete años y apacentaba las ovejas con sus hermanos; el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre de la mala fama de ellos.

    3. Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores.[4]

    4. Al ver sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos ellos, lo aborrecían y no podían hablarle pacíficamente.[5]

    5. Tuvo José un sueño y lo contó a sus hermanos, y ellos llegaron a aborrecerlo más todavía.

    6. Él les dijo: --Oíd ahora este sueño que he tenido:

    7. estábamos atando manojos en medio del campo, y mi manojo se levantaba y se quedaba derecho, y vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban ante el mío.

    8. Entonces le respondieron sus hermanos: --¿Reinarás tú sobre nosotros, o dominarás sobre nosotros? Y lo aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.

    9. Después tuvo otro sueño y lo contó a sus hermanos. Les dijo: --He tenido otro sueño. Soñé que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban hacia mí.

    10. Y lo contó a su padre y a sus hermanos; su padre le reprendió, y le dijo: --¿Qué sueño es este que tuviste? ¿Acaso vendremos yo, tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?

    11. Sus hermanos le tenían envidia,[6] pero su padre meditaba en esto.[7]

    12. Un día, sus hermanos fueron a apacentar las ovejas de su padre en Siquem.[8]

    13. Entonces Israel dijo a José: --Tus hermanos apacientan las ovejas en Siquem. Ven, y te enviaré a ellos. --Aquí estoy --respondió él.

    14. --Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la noticia --dijo Israel. Lo envió, pues, desde el valle del Hebrón, y José llegó a Siquem.

    15. Lo halló un hombre, andando él errante por el campo; y aquel hombre le preguntó: --¿Qué buscas?

    16. --Busco a mis hermanos; te ruego que me muestres dónde están apacentando --respondió José.

    17. --Ya se han ido de aquí; pero yo les oí decir: "Vamos a Dotán" --dijo el hombre. Entonces José fue tras sus hermanos y los halló en Dotán.[9]

    18. Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos conspiraron contra él para matarlo.

    19. Se dijeron el uno al otro: --¡Ahí viene el soñador!

    20. Ahora pues, venid, matémoslo y echémoslo en una cisterna, y diremos: "Alguna mala bestia lo devoró". Veremos entonces qué será de sus sueños.

    21. Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos. Dijo: --No lo matemos.

    22. Y añadió: --No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, pero no le pongáis las manos encima. Quiso librarlo así de sus manos y hacerlo volver a su padre.

    23. Sucedió, pues, que cuando llegó José junto a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica --la túnica de colores que llevaba puesta--,

    24. lo agarraron y lo echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.

    25. Luego se sentaron a comer. En esto, al alzar la vista, vieron una compañía de ismaelitas que venía de Galaad,[10] con camellos cargados de aromas, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto.

    26. Entonces Judá dijo a sus hermanos: --¿Qué vamos a ganar con matar a nuestro hermano y ocultar su muerte?[11]

    27. Venid y vendámoslo a los ismaelitas; pero no le pongamos las manos encima, porque es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él.

    28. Cuando pasaban los mercaderes madianitas,[12] sacaron ellos a José de la cisterna, lo trajeron arriba y lo vendieron a los ismaelitas[13] por veinte piezas de plata.[14] Y estos se llevaron a José a Egipto.[15]

    29. Después Rubén volvió a la cisterna y, al no hallar dentro a José, rasgó sus vestidos.

    30. Luego volvió a sus hermanos y dijo: --El joven no aparece; y yo, ¿adónde iré yo?

    31. Entonces tomaron ellos la túnica de José, degollaron un cabrito del rebaño y tiñeron la túnica con la sangre.

    32. Enviaron la túnica de colores a su padre, con este mensaje: "Esto hemos hallado; reconoce ahora si es o no la túnica de tu hijo".

    33. Cuando él la reconoció, dijo: "Es la túnica de mi hijo; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido despedazado".

    34. Entonces Jacob rasgó sus vestidos, se puso ropa áspera sobre su cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días.

    35. Se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo, pero él no quiso recibir consuelo, diciendo: "¡Descenderé enlutado junto a mi hijo hasta el seol!"[16] Y lo lloró su padre.

    36. En Egipto, los madianitas lo vendieron a Potifar, oficial[17] del faraón y capitán de la guardia.