Génesis 43 - Reina Valera 1995Los hermanos de José regresan con Benjamín1. El hambre era grande en la tierra; 2. y aconteció que cuando acabaron de consumir el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: --Volved y comprad para nosotros un poco de alimento. 3. Respondió Judá: --Aquel hombre nos advirtió con ánimo resuelto: "No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros". 4. Si envías a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento. 5. Pero si no lo envías, no descenderemos, porque aquel hombre nos dijo: "No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros". 6. Dijo entonces Israel: --¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando a ese hombre que teníais otro hermano? 7. Ellos respondieron: --Aquel hombre nos preguntó expresamente por nosotros y por nuestra familia, diciendo: "¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano?" Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Acaso podíamos saber que él nos diría: "Haced venir a vuestro hermano"? 8. Entonces Judá dijo a su padre Israel: --Envía al joven conmigo; nos levantaremos e iremos enseguida, a fin de que vivamos y no muramos, ni nosotros, ni tú, ni nuestros niños. 9. Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si no te lo traigo de vuelta y no lo pongo delante de ti, seré ante ti el culpable para siempre. 10. Si no nos hubiéramos demorado, ciertamente hubiéramos ya ido y vuelto dos veces. 11. Entonces su padre Israel les respondió: --Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos y llevad a aquel hombre un regalo, un poco de bálsamo, un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras. 12. Tomad también en vuestras manos doble cantidad de dinero, y llevad así en vuestras manos el dinero devuelto en las bocas de vuestros costales; quizá fue equivocación. 13. Asimismo, tomad a vuestro hermano, levantaos y volved a aquel hombre. 14. Que el Dios omnipotente[1] haga que ese hombre tenga misericordia de vosotros, y os suelte al otro hermano vuestro y a este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, que lo sea. 15. Entonces tomaron aquellos hombres el regalo, y tomaron en sus manos el doble del dinero, así como a Benjamín, y se levantaron, descendieron a Egipto y se presentaron delante de José. 16. José vio con ellos a Benjamín, y dijo al mayordomo de su casa: --Lleva a casa a esos hombres, y [email protected] una res y prepárala, pues estos hombres comerán conmigo al mediodía. 17. Hizo el hombre como José había dicho, y llevó a los hombres a casa de José. 18. Entonces aquellos hombres tuvieron temor, porque los llevaban a casa de José. Se decían: --Por el dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez, nos han traído aquí; para tendernos lazo, atacarnos y tomarnos por siervos a nosotros y a nuestros asnos. 19. Se acercaron, pues, al mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa. 20. Le dijeron: --¡Ay, señor nuestro! Nosotros, en realidad de verdad, descendimos al principio a comprar alimentos. 21. Y aconteció que cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, vimos que el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer con nosotros. 22. Hemos traído también en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos. Nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales. 23. Él les respondió: --Paz a vosotros, no temáis. Vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os puso ese tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y les sacó a Simeón. 24. Luego llevó aquel varón a los hombres a casa de José; les dio agua y lavaron sus pies, y dio de comer a sus asnos. 25. Ellos prepararon el regalo mientras venía José a mediodía, pues oyeron que habrían de comer allí. 26. Al entrar José en casa, ellos le trajeron el regalo que habían traído consigo, y se inclinaron ante él hasta tocar la tierra. 27. Entonces les preguntó José cómo estaban, y les dijo: --¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía? 28. Ellos respondieron: --Tu siervo, nuestro padre, está bien; aún vive. Y se inclinaron e hicieron reverencia. 29. Alzó José sus ojos y vio a su hermano Benjamín, hijo de su madre, y dijo: --¿Es este vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y añadió: --Dios tenga misericordia de ti, hijo mío. 30. Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; entró en su habitación y lloró allí. 31. Cuando pudo contener el llanto, lavó su rostro, salió y dijo: "Servid la comida". 32. Sirvieron para él aparte, y separadamente para ellos,[2] y aparte para los egipcios que con él comían, porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación para los egipcios. 33. Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro. 34. José tomó viandas de delante de sí para ellos; pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor[3] que la de cualquiera de los demás. Y bebieron y se alegraron con él. |