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miércoles, julio 17, 2024
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    Hechos 6 - Reina Valera 1995

    Elección de siete diáconos

    1. [1] En aquellos días, como crecía el número de los discípulos,[2] hubo murmuración de los griegos[3] contra los hebreos,[4] que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria.

    2. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: --No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas.

    3. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.

    4. Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la Palabra.

    5. Agradó la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe,[5] Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía.[6]

    6. A estos presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.[7]

    7. La palabra del Señor crecía y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.

    Arresto de Esteban

    8. Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.[8]

    9. Entonces algunos de la sinagoga llamada "de los libertos",[9] y los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, se levantaron para discutir con Esteban.

    10. Pero no podían resistir la sabiduría y el Espíritu con que hablaba.

    11. Entonces sobornaron a unos para que dijeran que lo habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.[10]

    12. Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, lo arrebataron y lo trajeron al Concilio.

    13. Pusieron testigos falsos que decían: --Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la Ley,

    14. pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés.[11]

    15. Entonces todos los que estaban sentados en el Concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.