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    Josué 9 - Reina Valera 1995

    Astucia de los gabaonitas

    1. Cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, tanto en las montañas como en los llanos, y en toda la costa del Mar Grande hasta el Líbano: heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos,[1] [2]

    2. se concertaron para pelear contra Josué e Israel.

    3. Pero cuando los habitantes de Gabaón[3] oyeron lo que Josué había hecho con Jericó y Hai,

    4. recurrieron a la astucia, pues fueron y se fingieron embajadores, tomaron sacos viejos sobre sus asnos y odres viejos de vino, rotos y remendados;

    5. se pusieron zapatos viejos y recosidos, y vestidos viejos. Todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso.

    6. Al llegar a Josué al campamento en Gilgal,[4] les dijeron a él y a los de Israel: --Nosotros venimos de una tierra muy lejana;[5] haced, pues, ahora una alianza con nosotros.

    7. Los de Israel respondieron a los heveos: --Si habitáis en medio de nosotros, ¿cómo, pues, podremos hacer alianza con vosotros?[6]

    8. Ellos respondieron a Josué: --Nosotros somos tus siervos. --¿Quiénes sois vosotros, y de dónde venís? --les dijo Josué.

    9. Ellos respondieron: --Tus siervos han venido de tierra muy lejana a causa del nombre de Jehová, tu Dios, pues hemos oído de su fama, de todo lo que hizo en Egipto

    10. y todo lo que hizo con los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán: Sehón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basán, que estaba en Astarot.[7]

    11. Por eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra nos dijeron: "Tomad en vuestras manos la provisión para el camino, id al encuentro de ellos y decidles: Nosotros somos vuestros siervos; haced ahora alianza con nosotros ".

    12. Este nuestro pan lo tomamos caliente de nuestras casas para el camino el día que salimos para venir a vuestro encuentro, y ahora ya está seco y mohoso.

    13. Estos odres de vino también los llenamos nuevos, y ya están rotos. También estos nuestros vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a causa de tanto caminar.

    14. Los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos,[8] pero no consultaron a Jehová.

    15. Josué hizo la paz con ellos; también celebró con ellos una alianza concediéndoles la vida y los príncipes de la congregación hicieron un juramento.[9]

    16. Tres días después que hicieron la alianza con ellos, supieron que eran sus vecinos y que habitaban en medio de ellos.

    17. Los hijos de Israel salieron,[10] y al tercer día llegaron a sus ciudades, que eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim.[11]

    18. No los mataron los hijos de Israel por cuanto los príncipes de la congregación les habían jurado por Jehová, el Dios de Israel. Toda la congregación empezó a murmurar contra los príncipes;

    19. pero todos los príncipes respondieron a la congregación: --Nosotros les hemos jurado por Jehová, Dios de Israel; por tanto, ahora no los podemos tocar.

    20. Esto haremos con ellos: los dejaremos vivir, para que no venga sobre nosotros la ira por causa del juramento que les hemos hecho.[12]

    21. De ellos dijeron, pues, los príncipes: "¡Dejadlos vivir!, pero que se constituyan en leñadores y aguadores para toda la congregación", concediéndoles así la vida, según les habían prometido los príncipes.

    22. Josué los llamó y les dijo: --¿Por qué nos habéis engañado diciendo: "Habitamos muy lejos de vosotros", siendo que vivís en medio de nosotros?

    23. Ahora, pues, malditos sois, y nunca dejará de haber de entre vosotros siervos, ni quienes corten la leña y saquen el agua para la casa de mi Dios.

    24. Ellos respondieron a Josué: --Como fue dado a entender a tus siervos que Jehová, tu Dios, había mandado a Moisés, su siervo, que os había de dar toda la tierra, y que había de destruir a todos los habitantes de la tierra delante de vosotros, por esto temimos mucho por nuestras vidas a causa de vosotros, e hicimos esto.

    25. Ahora, pues, estamos en tus manos; lo que te parezca bueno y recto hacer de nosotros, hazlo.

    26. Él hizo así con ellos, pues los libró de manos de los hijos de Israel y no los mataron.

    27. Aquel día Josué los destinó a ser leñadores y aguadores para la congregación y para el altar de Jehová, en el lugar que Jehová eligiera.[13] Eso son hasta hoy.