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miércoles, julio 17, 2024
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    Jueces 17 - Reina Valera 1995

    Las imágenes y el sacerdote de Micaía

    1. [1] En los montes de Efraín vivía un hombre que se llamaba Micaía,[2]

    2. el cual dijo a su madre: --Los mil cien siclos de plata que te robaron, por los cuales maldijiste y de los cuales me hablaste, están en mi poder; yo tomé ese dinero. Entonces la madre dijo: --¡Bendito seas de Jehová, hijo mío!

    3. Cuando él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre, esta dijo: --En verdad, por mi hijo he dedicado el dinero a Jehová, para hacer una imagen de talla y una de fundición; pero ahora te lo devuelvo.[3]

    4. Cuando él devolvió el dinero a su madre, ella tomó doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo con ellos una imagen de talla y una de fundición,[4] la cual fue puesta en la casa de Micaía.

    5. Este hombre Micaía tuvo así un lugar donde adorar a sus dioses. Hizo un efod[5] y unos terafines,[6] y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.

    6. En aquellos días no había rey en Israel y cada cual hacía lo que bien le parecía.[7]

    7. Había un joven de Belén de Judá, el cual era levita y forastero allí.[8]

    8. Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar un lugar. En su viaje llegó a los montes de Efraín, a la casa de Micaía.

    9. Micaía le preguntó: --¿De dónde vienes? El levita le respondió: --Soy de Belén de Judá y voy a vivir donde pueda encontrar lugar.[9]

    10. Micaía le propuso: --Quédate en mi casa, y para mí serás padre[10] y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó.

    11. Le agradó, pues, al levita quedarse con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos.

    12. Micaía consagró al levita; aquel joven le sirvió de sacerdote y permaneció en casa de Micaía.

    13. Entonces Micaía pensó: "Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo a un levita por sacerdote".