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    Lucas 23 - Reina Valera 1995

    Jesús ante Pilato

    1. Levantándose entonces todos, llevaron a Jesús a Pilato.[1]

    2. Y comenzaron a acusarlo, diciendo: --Hemos encontrado que este pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César[2] diciendo que él mismo es el Cristo, un Rey.[3]

    3. Entonces Pilato le preguntó, diciendo: --¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiéndole él, dijo: --Tú lo dices.[4]

    4. Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la gente: --Ningún delito hallo en este hombre.

    5. Pero ellos porfiaban, diciendo: --Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.

    Jesús ante Herodes

    6. Entonces Pilato, cuando oyó decir "Galilea",[5] preguntó si el hombre era galileo.

    7. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes,[6] lo remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén.

    8. Herodes, al ver a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verlo, porque había oído muchas cosas acerca de él y esperaba verlo hacer alguna señal.[7]

    9. Le hizo muchas preguntas, pero él nada le respondió.[8]

    10. Estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándolo con gran vehemencia.

    11. Entonces Herodes con sus soldados lo menospreció y se burló de él, vistiéndolo con una ropa espléndida; y volvió a enviarlo a Pilato.[9]

    12. Y aquel día, Pilato y Herodes, que estaban enemistados, se hicieron amigos.

    Jesús sentenciado a muerte

    13. Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo,

    14. les dijo: --Me habéis presentado a este como un hombre que perturba al pueblo; pero, habiéndolo interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en él delito alguno de aquellos de que lo acusáis.

    15. Ni tampoco Herodes, porque os remití a él. Nada digno de muerte ha hecho este hombre,

    16. así que lo soltaré después de castigarlo.

    17. Tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta.[10]

    18. Pero toda la multitud gritó a una,[11] diciendo: --¡Fuera con ese; suéltanos a Barrabás!

    19. Este había sido echado en la cárcel por rebelión en la ciudad y por un homicidio.

    20. Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús;

    21. pero ellos volvieron a gritar, diciendo: --¡Crucifícalo, crucifícalo![12]

    22. Él les dijo por tercera vez: --¿Pues qué mal ha hecho este? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; lo castigaré y lo soltaré.

    23. Pero ellos insistían a gritos, pidiendo que fuera crucificado; y las voces de ellos y de los principales sacerdotes se impusieron.[13]

    24. Entonces Pilato sentenció que se hiciera lo que ellos pedían.

    25. Les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por rebelión y homicidio, a quien habían pedido, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

    Crucifixión y muerte de Jesús

    26. Cuando lo llevaban, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevara tras Jesús.[14]

    27. Lo seguía una gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.

    28. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: --Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos,[15]

    29. porque vendrán días en que dirán: "Bienaventuradas las estériles y los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron".[16]

    30. Entonces comenzarán a decir a los montes: "Caed sobre nosotros", y a los collados: "Cubridnos",[17]

    31. porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?[18]

    32. Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados.

    33. Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera,[19] lo crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

    34. Jesús decía: --Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.[20] Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.[21]

    35. El pueblo estaba mirando, y aun los gobernantes se burlaban de él diciendo: --A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios.

    36. Los soldados también se burlaban de él, y se acercaban ofreciéndole vinagre[22]

    37. y diciendo: --Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

    38. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: "Este es el Rey de los judíos".

    39. Uno de los malhechores que estaban colgados lo insultaba diciendo: --Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

    40. Respondiendo el otro, lo reprendió, diciendo: --¿Ni siquiera estando en la misma condenación temes tú a Dios?

    41. Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; pero este ningún mal hizo.

    42. Y dijo a Jesús: --Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino.

    43. Entonces Jesús le dijo: --De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.[23]

    44. Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.[24]

    45. El sol se oscureció y el velo[25] del templo se rasgó por la mitad.

    46. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: --Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.[26] Habiendo dicho esto, expiró.

    47. Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios diciendo: --Verdaderamente este hombre era justo.

    48. Toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.[27]

    49. Pero todos sus conocidos, y las mujeres[28] que lo habían seguido desde Galilea, estaban mirando estas cosas de lejos.[29]

    Jesús es sepultado

    50. Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del Concilio, hombre bueno y justo.

    51. Este, que también esperaba el reino de Dios y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos,

    52. fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús.

    53. Bajándolo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro abierto en una peña,[30] en el cual aún no se había puesto a nadie.

    54. Era día de la preparación[31] y estaba para comenzar el sábado.

    55. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea[32] lo siguieron y vieron el sepulcro y cómo fue puesto su cuerpo.

    56. Al regresar, prepararon especias aromáticas y [email protected];[33] y descansaron el sábado, conforme al mandamiento.[34]