30.7 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    Marcos 2 - Reina Valera 1995

    Jesús sana a un paralítico

    1. Después de algunos días, Jesús entró otra vez en Capernaúm. Cuando se supo que estaba en casa,[1]

    2. inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra.

    3. Entonces vinieron a él unos trayendo a un paralítico, que era cargado por cuatro.

    4. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, quitaron parte del techo[2] de donde él estaba y, a través de la abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico.

    5. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: --Hijo, tus pecados te son perdonados.[3]

    6. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban para sí:

    7. "¿Por qué habla este de ese modo? Blasfemias dice.[4] ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?".[5]

    8. Y conociendo luego Jesús en su espíritu que pensaban de esta manera dentro de sí mismos, les preguntó: --¿Por qué pensáis así?

    9. ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decirle: "Levántate, toma tu camilla y anda"?

    10. Pues para que sepáis que el Hijo del hombre[6] tiene potestad en la tierra para perdonar pecados --dijo al paralítico--:

    11. A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

    12. Entonces él se levantó y, tomando su camilla, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron y glorificaron a Dios, diciendo: --Nunca hemos visto tal cosa.

    Llamamiento de Leví

    13. Después volvió a la orilla del mar;[7] y toda la gente venía a él, y les enseñaba.

    14. Al pasar, vio a Leví[8] hijo de Alfeo sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: --Sígueme. Y levantándose, lo siguió.

    15. Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él,[9] muchos publicanos[10] y pecadores[11] estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo habían seguido.

    16. Los escribas y los fariseos,[12] viéndolo comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: --¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores?

    17. Al oir esto Jesús, les dijo: --Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos,[13] sino a pecadores.

    La pregunta sobre el ayuno

    18. Los discípulos de Juan[14] y los de los fariseos estaban ayunando. Entonces fueron y le preguntaron: --¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?[15]

    19. Jesús les dijo: --¿Acaso pueden ayunar los que están de bodas[16] mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar.

    20. Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado,[17] y entonces, en aquellos días, ayunarán.

    21. "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo y se hace peor la rotura.

    22. Y nadie echa vino nuevo en odres[18] viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, el vino se derrama y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.

    Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

    23. [19] Aconteció que al pasar él por los sembrados un sábado,[20] sus discípulos, mientras andaban, comenzaron a arrancar espigas.

    24. Entonces los fariseos le dijeron: --Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?

    25. Pero él les dijo: --¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y los que con él estaban;

    26. cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar Sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer[21] sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?[22]

    27. También les dijo: --El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado.

    28. Por tanto, el Hijo del hombre es Señor aun del sábado.