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miércoles, julio 17, 2024
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    Proverbios 5 - Reina Valera 2000

    Amonestación contra la impureza

    1. Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído;

    2. para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia.

    3. Porque los labios de la [mujer] extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite;

    4. mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como cuchillo de dos filos.

    5. Sus pies descienden a la muerte; sus pasos sustentan el sepulcro;

    6. si no pesares el camino de vida, sus caminos son inestables; no [los] conocerás.

    7. Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca.

    8. Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa;

    9. para que no des a los extraños tu honor, y tus años al cruel;

    10. para que no se harten los extraños de tu fuerza, y tus trabajos estén en casa del extraño;

    11. y gimas en tus postrimerías, cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo,

    12. y digas: ¡Cómo aborrecí el castigo, y mi corazón menospreció la reprensión;

    13. y no oí la voz de los que me castigaban; y a los que me enseñaban no incliné mi oído!

    14. Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación.

    15. Bebe el agua de tu propia cisterna, y las corrientes de tu propio pozo.

    16. Rebosan por de fuera tus fuentes, en las plazas los ríos de [tus] aguas.

    17. Sean para ti solo, y no para los extraños contigo.

    18. Será bendito tu manantial; y alégrate de la mujer de tu juventud.

    19. Como cierva de amores y graciosa gacela, sus pechos te satisfagan en todo tiempo; y en su amor andarás ciego de continuo, [sin fijar tus ojos en nadie más].

    20. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, y abrazarás el seno de la extraña?

    21. Pues que los caminos del hombre están ante los ojos del SEÑOR, ¡y él pesa todas sus veredas!

    22. Sus [propias] iniquidades prenderán al impío, y con las cuerdas de su pecado será detenido.

    23. El morirá por no haberse [sometido al] castigo; y por la grandeza de su locura, errará.