Apocalipsis 14 - Reina Valera 2004El cántico de los 144 mil1. Y MIRÉ, y he aquí, el Cordero en pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes. 2. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y oí una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas. 3. Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron redimidos de entre los de la tierra. 4. Estos son los que no fueron contaminados con mujeres; porque son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por donde quiera que él va. Estos fueron redimidos de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero. 5. Y en sus bocas no fue hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios. El mensaje de los tres ángeles6. Y vi otro ángel volar en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno, para predicarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, 7. diciendo en alta voz: Temed a Dios, y dadle gloria; porque la hora de su juicio ha venido; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de las aguas. 8. Y otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad, porque ella ha dado a beber a todas las naciones del vino de la ira de su fornicación. 9. Y el tercer ángel los siguió, diciendo en alta voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y toma la señal en su frente, o en su mano, 10. él también beberá del vino de la ira de Dios, el cual es vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero. 11. Y el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás; y los que adoran a la bestia y a su imagen no tienen reposo ni de día ni de noche, ni cualquiera que tomare la señal de su nombre. 12. Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús. 13. Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, porque descansan de sus trabajos; pero sus obras con ellos continúan. La tierra es segada14. Y miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz aguda. 15. Y otro ángel salió del templo, clamando en alta voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar te es venida, porque la mies de la tierra está madura. 16. Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada. 17. Y salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. 18. Y otro ángel salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego, y clamó con gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra; porque están maduras sus uvas. 19. Y el ángel echó su hoz aguda en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y la echó en el grande lagar de la ira de Dios. 20. Y el lagar fue hollado fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos por mil seiscientos estadios. |