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    Deuteronomio 32 - Reina Valera 2004

    1. ESCUCHAD, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca.

    2. Goteará como la lluvia mi doctrina; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba:

    3. Porque el nombre de Jehová invocaré: Engrandeced a nuestro Dios.

    4. El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: Dios de verdad, y ninguna iniquidad en él: Es justo y recto.

    5. La corrupción no es suya; a sus hijos la mancha de ellos, generación torcida y perversa.

    6. ¿Así pagáis a Jehová, Pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te poseyó? El te hizo y te ha organizado.

    7. Acuérdate de los tiempos antiguos; considera los años de generación y generación: Pregunta a tu padre, que él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán.

    8. Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir los hijos de los hombres, estableció los términos de los pueblos según el número de los hijos de Israel.

    9. Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la cuerda de su heredad.

    10. Lo halló en tierra de desierto, y en desierto horrible y yermo; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como la niña de su ojo.

    11. Como el águila despierta su nidada, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas:

    12. Jehová solo le guió, Que no hubo con él dios ajeno.

    13. Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, Y comió los frutos del campo, E hizo que chupase miel de la peña, Y aceite del duro pedernal;

    14. Manteca de vacas y leche de ovejas, Con grosura de corderos, Y carneros de Basán; también machos cabríos, Con grosura de riñones de trigo: Y sangre de uva bebiste, vino puro.

    15. Pero engordó Jeshurun, y tiró coces; Engordaste, te cubriste de grasa: Entonces dejó al Dios que le hizo, Y menospreció la Roca de su salvación.

    16. Le despertaron a celos con los dioses ajenos; Lo provocaron a ira con abominaciones.

    17. Sacrificaron a los demonios, no a Dios; A dioses que no habían conocido, A nuevos dioses venidos de cerca, Que no habían temido vuestros padres.

    18. De la Roca que te creó te olvidaste: Te has olvidado de Dios tu creador.

    19. Y lo vio Jehová, y se encendió en ira, por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.

    20. Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál será su postrimería: Pues son una generación perversa, Hijos infieles.

    21. Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; Me provocaron a ira con sus vanidades: Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, Los provocaré a ira con una nación insensata.

    22. Porque fuego se ha encendido en mi furor, Y arderá hasta lo profundo del infierno; Y devorará la tierra y sus frutos, Y abrasará los fundamentos de los montes.

    23. Yo amontonaré males sobre ellos; Emplearé en ellos mis saetas.

    24. Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente y de destrucción amarga; diente de bestias enviaré también sobre ellos, con veneno de serpientes de la tierra.

    25. De fuera desolará la espada, y dentro de las cámaras el espanto; así al joven como a la virgen, al que es amamantado como al hombre cano.

    26. Yo dije: Los echaré lejos, haré cesar de entre los hombres la memoria de ellos,

    27. si no temiese la ira del enemigo, no sea que se envanezcan sus adversarios, no sea que digan: Nuestra mano alta ha hecho todo esto, no Jehová.

    28. Porque son una nación privada de consejos, y no hay en ellos entendimiento.

    29. ¡Oh, que fueran sabios, que comprendieran esto, que entendieran su postrimería!

    30. ¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil, Si su Roca no los hubiese vendido, y Jehová no los hubiera entregado?

    31. Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca: Aun nuestros enemigos lo reconocen.

    32. Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, y de los sarmientos de Gomorra: Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen.

    33. Veneno de serpientes es su vino, y ponzoña cruel de áspides.

    34. ¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros?

    35. Mía es la venganza y la paga, a su tiempo su pie vacilará; porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura.

    36. Porque Jehová juzgará a su pueblo, y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que su fuerza se les ha ido, Y que no hay preso o desamparado.

    37. Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, La roca en que se refugiaban;

    38. Que comían la grosura de sus sacrificios, Bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden y os defiendan.

    39. Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo curo; y no hay quien pueda librar de mi mano.

    40. Porque yo alzo a los cielos mi mano, y digo: Vivo yo para siempre.

    41. Si afilare mi reluciente espada, Y mi mano tomare el juicio, Yo tomaré venganza de mis enemigos, Y daré el pago a los que me aborrecen.

    42. Embriagaré de sangre mis saetas, Y mi espada devorará carne: En la sangre de los muertos y de los cautivos, desde sus cabezas; en venganzas sobre el enemigo.

    43. Alabad, oh naciones, a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos, y volverá la venganza a sus enemigos, y expiará su tierra, a su pueblo.

    44. Y vino Moisés, y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él, y Josué hijo de Nun.

    45. Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel;

    46. Y les dijo: Poned vuestro corazón a todas las palabras que yo os protesto hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley.

    47. Porque no os es cosa vana, mas es vuestra vida: y por ellas haréis prolongar los días sobre la tierra, para poseer la cual pasáis el Jordán.

    Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán

    48. Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo:

    49. Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab, que está en derecho de Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel;

    50. Y muere en el monte al cual subes, y sé reunido a tus pueblos; al modo que murió Aarón tu hermano en el monte de Hor, y fue reunido a sus pueblos:

    51. Por cuanto prevaricasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de la rencilla de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.

    52. Verás por tanto delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.