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    Génesis 37 - Reina Valera 2004

    José es vendido por sus hermanos

    1. Y HABITÓ Jacob en la tierra donde peregrinó su padre, en la tierra de Canaán.

    2. Estas fueron las generaciones de Jacob. José, siendo de edad de diez y siete años apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha, y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre: y José informaba a su padre la mala fama de ellos.

    3. Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque le había tenido en su vejez: y le hizo una ropa de diversos colores.

    4. Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus herma-nos, le aborrecían, y no le podían hablar pacíficamente.

    5. Y soñó José un sueño y lo contó a sus hermanos; y ellos vinieron a aborrecerle más todavía.

    6. Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado:

    7. He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío.

    8. Y le respondieron sus hermanos: ¿Has de reinar tú sobre nosotros, o te has de enseñorear sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y de sus palabras.

    9. Y soñó aún otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí.

    10. Y lo contó a su padre y a sus hermanos: y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Hemos de venir yo y tu madre, y tus hermanos, a inclinarnos a ti a tierra?

    11. Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre guardaba aquellas palabras.

    12. Y fueron sus hermanos a apacentar las ovejas de su padre en Siquem.

    13. Y dijo Israel a José: Tus hermanos apacientan las ovejas en Siquem: ven, y te enviaré a ellos. Y él respondió: Heme aquí.

    14. Y él le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Y lo envió del valle de Hebrón, y llegó a Siquem.

    15. Y lo halló un hombre, andando él perdido por el campo, y le preguntó aquel hombre, diciendo: ¿Qué buscas?

    16. Y él respondió: Busco a mis hermanos; te ruego que me muestres dónde apacientan sus ovejas.

    17. Y aquel hombre respondió: Ya se han ido de aquí; yo les oí decir: Vamos a Dotán. Entonces José fue tras de sus hermanos, y los halló en Dotán.

    18. Y como ellos lo vieron de lejos, antes que cerca de ellos llegara, conspiraron contra él para matarle.

    19. Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador;

    20. Ahora pues, venid, y matémoslo y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia le devoró; y veremos qué serán sus sueños.

    21. Y como Rubén oyó esto, lo libró de sus manos y dijo: No lo matemos.

    22. Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre.

    23. Y sucedió que, cuando llegó José a sus hermanos, ellos hicieron desnudar a José su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí;

    24. Y lo tomaron, y le echaron en la cisterna; mas la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.

    25. Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas y bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto.

    26. Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte?

    27. Venid, y vendámosle a los Ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; que nuestro hermano es nuestra carne. Y sus hermanos acordaron con él.

    28. Y como pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto.

    29. Y Rubén volvió a la cisterna, y no halló a José dentro, y rasgó sus vestiduras.

    30. Y tornó a sus hermanos y dijo: El joven no parece; y yo, ¿adónde iré yo?

    31. Entonces tomaron ellos la túnica de José, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la túnica con la sangre;

    32. Y enviaron la túnica de colores y la trajeron a su padre, y dijeron: Esto hemos hallado, reconoce ahora si es o no la túnica de tu hijo.

    33. Y él la reconoció, y dijo: La ropa de mi hijo es; alguna mala bestia le devoró; José ha sido despedazado.

    34. Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, y puso cilicio sobre sus lomos, y se enlutó por su hijo muchos días.

    35. Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso tomar consolación, y dijo: Porque yo descenderé a mi hijo enlutado hasta la sepultura. Y lo lloró su padre.

    36. Y los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, eunuco de Faraón, capitán de los de la guardia.