Job 19 - Reina Valera 2004Job confía en que Dios lo justificará1. Y RESPONDIÓ Job, y dijo: 2. ¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, Y me moleréis con palabras? 3. Ya me habéis vituperado diez veces: ¿No os avergonzáis de injuriarme? 4. Y si en verdad he errado, Conmigo se quedará mi error. 5. Mas si vosotros os engrandecéis contra mí, Y contra mí invocáis mi oprobio, 6. Sabed ahora que Dios me ha derribado, Y me ha envuelto en su red. 7. He aquí yo clamo agravio, y no soy oído: Doy voces, y no hay juicio. 8. Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas. 9. Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza. 10. Me arruinó por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado. 11. Hizo inflamar contra mí su furor, Y me contó para sí entre sus enemigos. 12. Vinieron sus ejércitos a una, y atrincheraron contra mí su camino, y acamparon en derredor de mi tienda. 13. Hizo alejar de mí a mis hermanos, Y del todo se extrañaron de mí mis conocidos. 14. Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí. 15. Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fui yo a sus ojos. 16. Llamé a mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba. 17. Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba. 18. Aun los muchachos me menospreciaron: Al levantarme, hablaban contra mí. 19. Todos mis amigos íntimos me aborrecieron; Y los que yo amaba, se volvieron contra mí. 20. Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos; Y he escapado con la piel de mis dientes. 21. Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; Porque la mano de Dios me ha tocado. 22. ¿Por qué me perseguís como Dios, Y no os hartáis de mis carnes? 23. ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro! 24. ¡Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen en piedra esculpidas para siempre! 25. Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo: 26. Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; 27. Al cual he de ver por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mis entrañas se consuman dentro de mí. 28. Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí. 29. Temed vosotros delante de la espada; Porque la ira trae el castigo de la espada, Para que sepáis que hay un juicio. |