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    Números 11 - Reina Valera 2004

    Jehová envía codornices

    1. Y ACONTECIÓ que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y se enardeció su furor, y se encendió en ellos fuego de Jehová y consumió a los que estaban en un extremo del campamento.

    2. Entonces el pueblo dio voces a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió.

    3. Y llamó a aquel lugar Tabera; porque el fuego de Jehová se encendió en ellos.

    4. Y la multitud de raza mixta que había entre ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

    5. Nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos, y de los melones, y de las verduras, y de las cebollas, y de los ajos.

    6. Y ahora nuestra alma se seca; que nada sino maná ven nuestros ojos.

    7. Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.

    8. Se derramaba el pueblo, y recogían, y molían en molinos, o majaban en morteros, y lo cocían en caldera, o hacían de él tortas: y su sabor era como sabor de aceite nuevo.

    9. Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.

    10. Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda: y el furor de Jehová se encendió en gran manera; también pareció mal a Moisés.

    11. Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mi?

    12. ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres?

    13. ¿De donde tomaría yo carne para dar a todo este pueblo? porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos.

    14. No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, pues es demasiado pesado para mí.

    15. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.

    16. Entonces Jehová dijo a Moisés: Júntame setenta varones de los ancianos de Israel, que tu sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de la congregación, y esperen allí contigo.

    17. Y yo descenderé y hablaré allí contigo; y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.

    18. Pero dirás al pueblo: Santificaos para mañana, y comeréis carne: pues que habéis llorado en oídos de Jehová, diciendo: ¡Quién nos diera a comer carne! ¡Cierto mejor nos iba en Egipto! Jehová, pues, os dará carne, y comeréis.

    19. No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días;

    20. Sino hasta un mes de tiempo, hasta que os salga por las narices, y os sea en aborrecimiento: por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él, diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto?

    21. Entonces dijo Moisés: Seiscientos mil de a pie es el pueblo en medio del cual yo estoy; y tú dices: Les daré carne, y comerán el tiempo de un mes.

    22. ¿Se han de degollar para ellos ovejas y bueyes que les basten? ¿O se juntarán para ellos todos los peces del mar para que tengan abasto?

    23. Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Se ha acortado la mano de Jehová? ahora verás si te sucede mi dicho, o no.

    24. Y salió Moisés, y dijo al pueblo las palabras de Jehová. Y juntó los setenta varones de los ancianos del pueblo, y los hizo estar alrededor del tabernáculo.

    25. Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y fue que, cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron.

    26. Y habían quedado en el campamento dos varones, uno llamado Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban estos entre los escritos, mas no habían salido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento.

    27. Entonces corrió un joven, y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento.

    28. Entonces respondió Josué hijo de Nun, ministro de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo: Señor mío Moisés, impídeselos.

    29. Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? ¡Quisiera Dios que todo el pueblo de Jehová fuesen profetas, que Jehová pusiera su Espíritu sobre ellos!

    30. Y Moisés se volvió al campamento, él y los ancianos de Israel.

    31. Y salió un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro lado, en derredor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra.

    32. Entonces el pueblo estuvo levantado todo aquel día, y toda la noche, y todo el día siguiente, y se recogieron codornices; el que menos, recogió diez montones; y las tendieron para sí a lo largo en derredor del campamento.

    33. Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese mascada, cuando el furor de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una muy grande plaga.

    34. Y llamó el nombre de aquel lugar Kibrot-hataava, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso.

    35. Y de Kibrot-hataava partió el pueblo a Haserot, y se quedó en Haserot.