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    Lucas 23 - Reina Valera Gómez (2010)

    Jesús ante Pilato

    1. Levantándose entonces toda la multitud de ellos, le llevaron a Pilato.

    2. Y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos hallado que Éste pervierte la nación; y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que Él mismo es Cristo; un Rey.

    3. Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiendo Él, dijo: Tú lo dices.

    4. Y Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a la gente: Ninguna falta hallo en este hombre.

    5. Mas ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.

    Jesús ante Herodes

    6. Entonces Pilato, al oír, de Galilea, preguntó si el hombre era galileo.

    7. Y luego que supo que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que también estaba en Jerusalén en aquellos días.

    8. Y Herodes, viendo a Jesús, se gozó mucho, pues hacía mucho que deseaba verle; porque había oído de Él muchas cosas, y tenía esperanza que le vería hacer algún milagro.

    9. Y le preguntaba con muchas palabras; mas Él nada le respondió.

    10. Y estaban los príncipes de los sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia.

    11. Mas Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y le volvió a enviar a Pilato.

    12. Y aquel mismo día Pilato y Herodes entre ellos se hicieron amigos; porque antes estaban enemistados entre sí.

    Jesús sentenciado a muerte

    13. Entonces Pilato, convocando a los príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados, y al pueblo,

    14. les dijo: Me habéis presentado a Éste como un hombre que pervierte al pueblo; y he aquí, yo, habiéndole interrogado delante de vosotros, no he hallado en este hombre falta alguna de aquellas cosas de que le acusáis.

    15. Y ni aun Herodes; porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho.

    16. Le castigaré, pues, y le soltaré.

    17. Y tenía necesidad de soltarles uno en la fiesta.

    18. Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: Fuera con Éste, y suéltanos a Barrabás.

    19. (El cual había sido echado en la cárcel por una sedición hecha en la ciudad, y por un homicidio.)

    20. Y les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús.

    21. Pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale!

    22. Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho Éste? No he hallado culpa de muerte en Él; le castigaré, pues, y le soltaré.

    23. Pero ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los príncipes de los sacerdotes prevalecieron.

    24. Entonces Pilato juzgó que se hiciese lo que ellos pedían;

    25. y les soltó a aquél que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, al cual habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

    Crucifixión y muerte de Jesús

    26. Y llevándole, tomaron a un Simón cireneo, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase en pos de Jesús.

    27. Y le seguía una gran multitud del pueblo, y de mujeres que le lloraban y lamentaban.

    28. Mas Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.

    29. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no amamantaron.

    30. Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.

    31. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué se hará?

    32. Y llevaban también con Él a otros dos, que eran malhechores, a ser muertos.

    33. Y cuando llegaron al lugar que es llamado El Calvario, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

    34. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestiduras, echaron suertes.

    35. Y el pueblo estaba mirando; y también los príncipes con ellos se burlaban de Él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si Él es el Cristo, el escogido de Dios.

    36. Y los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre,

    37. y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

    38. Y había también sobre Él un título escrito con letras griegas, y latinas, y hebreas: ÉSTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.

    39. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

    40. Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿No temes tú a Dios, aun estando en la misma condenación?

    41. Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas Éste ningún mal hizo.

    42. Y dijo a Jesús: Señor, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

    43. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso.

    44. Y era como la hora sexta, y hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.

    45. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por el medio.

    46. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, entregó el espíritu.

    47. Y cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.

    48. Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.

    49. Y todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.

    Jesús es sepultado

    50. Y he aquí había un varón llamado José, el cual era consejero y un varón bueno y justo

    51. (Éste, no había consentido con el consejo ni con los hechos de ellos), de Arimatea, ciudad de los judíos, y quien también esperaba el reino de Dios.

    52. Éste fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.

    53. Y bajándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún nadie había sido puesto.

    54. Y era el día de la preparación; y estaba para comenzar el sábado.

    55. Y las mujeres que habían venido con Él desde Galilea también lo acompañaron, y vieron el sepulcro y cómo fue puesto su cuerpo.

    56. Y regresando, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y reposaron el sábado, conforme al mandamiento.