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viernes, julio 26, 2024
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    Salmos 55 - Reina Valera Gómez (2010)

    Plegaria pidiendo la destrucción de enemigos traicioneros Al músico principal; en Neginot. Masquil de David.

    1. «Al Músico principal: en Neginot: Masquil de David» Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica.

    2. Está atento, y respóndeme; clamo en mi oración, y levanto el grito,

    3. a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío; porque iniquidad echaron sobre mí, y con furor me aborrecen.

    4. Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído.

    5. Temor y temblor vinieron sobre mí, y terror me ha cubierto.

    6. Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.

    7. Ciertamente huiría lejos: Moraría en el desierto. (Selah)

    8. Me apresuraría a escapar del viento tempestuoso, de la tempestad.

    9. Deshace, oh Señor, divide la lengua de ellos; porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.

    10. Día y noche la rodean sobre sus muros; e iniquidad y trabajo hay en medio de ella.

    11. Agravios hay en medio de ella, y el fraude y engaño no se apartan de sus plazas.

    12. Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él:

    13. Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía, y mi familiar;

    14. que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y a la casa de Dios andábamos en compañía.

    15. Que la muerte los sorprenda; desciendan vivos al infierno; porque maldad hay en sus moradas, en medio ellos.

    16. En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará.

    17. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré; y Él oirá mi voz.

    18. Él ha rescatado en paz mi alma de la guerra contra mí; aunque había muchos contra mí.

    19. Dios oirá, y los quebrantará luego, Él, que desde la antigüedad permanece (Selah); Por cuanto no cambian, ni temen a Dios.

    20. Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él; violó su pacto.

    21. Las palabras de su boca fueron más blandas que mantequilla, pero guerra había en su corazón: Suavizó sus palabras más que el aceite, mas ellas fueron espadas desenvainadas.

    22. Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo.

    23. Mas tú, oh Dios, los harás descender al pozo de la destrucción: Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días: Pero yo confiaré en ti.