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miércoles, julio 17, 2024
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    2 Reyes 6 - Nueva Biblia Española (1975)

    Eliseo hace flotar el hacha

    1. La comunidad de profetas dijo a Eliseo: Mira, el sitio donde habitamos bajo tu dirección nos resulta pequeño.

    2. Déjanos ir al Jordán a buscar cada uno un madero para hacernos una habitación. Eliseo les dijo: Vayan.

    3. Uno de ellos le pidió: Haz el favor de venir con nosotros. Eliseo respondió: Voy.

    4. Y se fue con ellos. Cuando llegaron al Jordán, se pusieron a cortar ramas, pero a uno,

    5. cuando estaba derribando un tronco, se le cayó al río el hierro del hacha, y gritó: ¡Ay maestro, que era prestada!

    6. El profeta preguntó: ¿Dónde cayó? El otro le indicó el sitio. Eliseo cortó un palo, lo tiró allí y el hierro salió a flote.

    7. Eliseo dijo: Sácalo. El otro alargó el brazo y lo agarró.

    Eliseo y los sirios

    8. El rey de Siria estaba en guerra con Israel, y en un Consejo de ministros determinó: Vamos a tender una emboscada en tal sitio.

    9. Entonces el profeta mandó este recado al rey de Israel: Cuidado con pasar por tal sitio, porque los sirios están allí emboscados.

    10. El rey de Israel envió a reconocer el sitio indicado por el profeta. Eliseo le avisaba y él tomaba precauciones. Y esto no una ni dos veces.

    11. El rey de Siria se alarmó ante esto, convocó a sus ministros y les dijo: Díganme quién de los nuestros informa al rey de Israel.

    12. Uno de los ministros respondió: No es eso, majestad. Eliseo, el profeta de Israel, es quien comunica a su rey las palabras que pronuncias en tu alcoba.

    13. Entonces el rey ordenó: Vayan a ver dónde está, y enviaré a prenderlo. Le avisaron: Está en Dotan.

    14. El rey mandó allá caballería y carros y un fuerte contingente de tropas. Llegaron de noche y cercaron la ciudad.

    15. Cuando el profeta madrugó al día siguiente para salir, se encontró con que un ejército cercaba la ciudad con caballería y carros. El sirviente dijo a Eliseo: Maestro, ¿qué hacemos?

    16. Eliseo respondió: No temas. Los que están con nosotros son más que ellos.

    17. Luego rezó: Señor, ábrele los ojos para que vea. El Señor abrió los ojos al sirviente y vio el monte lleno de caballería y carros de fuego en tomo a Eliseo.

    18. Cuando los sirios bajaron hacia él, Eliseo oró al Señor: ¡Deslúmbralos! El Señor los deslumbró, como pedía Eliseo,

    19. y éste les dijo: No es éste el camino ni es ésta la ciudad. Síganme, yo los llevaré hasta el hombre que buscan. Y se los llevó a Samaria.

    20. Cuando ya habían entrado en Samaria, Eliseo rezó: Señor, ábreles los ojos para que vean. El Señor les abrió los ojos y vieron que estaban en mitad de Samaria.

    21. El rey de Israel, al verlos, dijo a Elíseo: Padre, ¿los mato?

    22. Respondió: No los mates. ¿Vas a matar a los que no has hecho prisioneros con tu espada y tu arco? Sírveles pan y agua, que coman y beban y se vuelvan a su señor.

    23. El rey les preparó un gran banquete. Cernieron y bebieron; luego los despidió y se volvieron a su señor. Las guerrillas sirias no volvieron a entrar en territorio israelita.

    Eliseo y el sitio de Samaria

    24. Más adelante, Benadad, rey de Siria, movilizó todo su ejército y cercó Samaria.

    25. Hubo un hambre terrible en Samaria. El asedio fue tan duro, que un burro llegó a valer ochocientos gramos de plata, y treinta gramos de algarroba, cincuenta gramos de plata.

    26. El rey de Israel pasaba por la muralla, y una mujer le gritó! Sálvanos, majestad!

    27. Respondió el rey: Si no te salva Dios, ¿de dónde saco yo para salvarte? ¿De la panera o de la bodega?

    28. ¿Qué te pasa? Ella respondió: Esta mujer me dijo: "Trae tu hijo, que nos lo comamos hoy, y el mío nos lo comeremos mañana".

    29. Cocimos a mi hijo y nos lo comimos; pero al otro día, cuando le pedí su hijo para comérnoslo, lo escondió.

    30. Cuando el rey oyó lo que decía la mujer, se rasgó las vestiduras (pasaba por la muralla y la gente vio que llevaba un sayal pegado al cuerpo),

    31. y dijo: ¡Que Dios me castigue si Elíseo, hijo de Safat, se queda hoy con la cabeza en su sitio!

    32. Mientras tanto, Eliseo estaba sentado en su casa con los senadores. El rey le envió un mensajero, pero antes de que llegara dijo Eliseo a los senadores: ¡Van a ver cómo ese asesino ha mandado uno a cortarme la cabeza! Miren; cuando llegue, atranquen la puerta y no lo dejen pasar; detrás de él se oyen las pisadas de su señor.

    33. Todavía estaba hablando, cuando apareció el rey, que bajó hacia él y le dijo: Esta desgracia nos la manda el Señor. ¿Qué puedo esperar de él?