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    2 Samuel 19 - Nueva Biblia Española (1975)

    David vuelve a Jerusalén

    1. A Joab le avisaron: El rey está llorando y lamentándose por Absalón.

    2. Así, la victoria de aquel día fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo.

    3. Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados avergonzados cuando han huido del combate.

    4. El rey se tapaba el rostro y gritaba: ¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!

    5. Joab fue a palacio y dijo al rey: Tus soldados, que han salvado hoy tu vida y la de tus hijos e hijas, mujeres y concubinas, están hoy avergonzados de ti,

    6. porque quieres a los que te odian y odias a los que te quieren. Hoy has dejado en claro que para ti no existen generales ni soldados. Hoy caigo en la cuenta de que aunque hubiéramos muerto todos nosotros, con que Absalón hubiera quedado vivo, te parecería bien.

    7. Levántate, sal a dar ánimo a tus soldados, que, ¡juro por el Señor!, si no sales, esta noche te quedas sin nadie, y te pesará esta desgracia más que todas las que te han sucedido desde joven hasta ahora.

    8. El rey se levantó, se sentó a la puerta y avisaron a todos: ¡El rey está sentado a la puerta! Todos acudieron allá. Los israelitas de Absalón habían huido a la desbandada.

    9. Y por todas las tribus de Israel la gente discutía: El rey nos libró de nuestros enemigos y nos salvó de los filisteos. Si ahora huyó del país fue por culpa de Absalón.

    10. Absalón, al que ungimos rey, ha muerto en la batalla; así que ¿por qué están ustedes cruzados de brazos y no traen al rey a su palacio?

    11. La propuesta de todo Israel llegó a oídos del rey, que envió esta orden a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: Digan a los concejales de Judá: "No se queden los últimos en llamar al rey.

    12. Son mis parientes, de mi carne y sangre. No se queden los últimos en llamar al rey".

    13. A Amasa díganle: "Eres de mi carne y sangre. Que Dios me castigue si no te nombro de por vida general en jefe de mi ejército en vez de Joab".

    14. David se ganó a todos los de Judá, que lo siguieron como un solo hombre, y le mandaron este ruego: Vuelve con todos tus hombres.

    15. El rey volvió y bajó al Jordán, mientras los de Judá iban a Guilgal al encuentro del rey, para acompañarlo en el paso del Jordán.

    16. Semeí, hijo de Guerá, benjaminita, de Bajurín, con mil de su tribu, se apresuro a bajar al encuentro del rey David y los de Judá.

    17. Por su lado, Sibá, mayordomo de la familia de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte servidores, atravesaron la corriente del Jordán frente al rey,

    18. y puestos a disposición del rey, ayudaron a pasar a la familia real. Semeí, hijo de Guerá, se postró ante el rey cuando éste iba a pasar el Jordán

    19. y le dijo: No me tome cuentas, majestad, de mi delito; no recuerde la mala acción de un servidor cuando su majestad salía de Jerusalén; no me lo guarde.

    20. Un servidor reconoce su pecado; pero, de toda la casa de José, he venido yo hoy el primero para bajar al encuentro de su majestad.

    21. Abisay, hijo de Seruyá, intervino: ¿Y vamos a dejar vivo a Semeí, que maldijo al ungido del Señor? Semeí maldijo al ungido del Señor, ¿vamos a dejarlo vivo por esto que ha hecho hoy?

    22. Pero David habló: ¡No te metas en mis asuntos, hijo de Seruyá! No me tientes. Siento que hoy vuelvo a ser rey de Israel. ¿Vamos a matar hoy a un hombre en Israel?

    23. Luego dijo a Semeí: No morirás. Y se lo juró.

    24. Meribaal, nieto de Saúl, bajó al encuentro del rey. No se había lavado los pies, ni arreglado la barba, ni lavado la ropa desde que tuvo que irse el rey hasta el día en que volvía victorioso.

    25. Y cuando desde Jerusalén llegó a donde el rey, éste le dijo: Meribaal, ¿por qué no viniste conmigo?

    26. Respondió: Majestad, mi siervo me traicionó. Porque yo me dije: "Voy a aparejar la burra para montar y marcharme con el rey" (porque tu servidor está cojo).

    27. Pero mi siervo me calumnió ante su majestad. Con todo, su majestad es como un enviado de Dios; haz; pues, lo que te parezca bien.

    28. Que no son reos de lesa majestad todos los de la familia de mi padre, sino sólo unos cuantos. Además, me sentaste a tu mesa, y eso que ¿qué derecho puedo yo reclamar ante el rey?

    29. El rey le dijo: ¿Por qué estás hablando sin parar? Lo digo: tú y Sibá se repartirán las tierras.

    30. Meribaal respondió: Puede llevárselo él todo, una vez que su majestad vuelve a casa victorioso.

    31. Por su parte, Barzilay, el galaadita, bajó desde Roguelín y siguió hasta el Jordán para escoltar al rey en el río.

    32. Barzilay era muy viejo, tenía ochenta años; había sido proveedor real mientras David residía en Los Castros, porque Barzilay era de muy buena posición.

    33. El rey le dijo: Tú pasa conmigo, que yo voy a ser tu proveedor en Jerusalén.

    34. Barzilay repuso: Pero ¿cuántos años tengo para subir con el rey hasta Jerusalén?

    35. ¡Cumplo hoy ochenta años! Cuando tu servidor come o bebe, ya no distingue lo bueno de lo malo, no saborea lo que come o bebe ni tampoco si oye a los cantores o a las cantoras. ¿Para qué voy a ser una carga más de su majestad?

    36. Pasaré un poco más allá acompañando al rey; no hace falta que el rey me lo pague.

    37. Déjame volver a mi pueblo, y que al morir me entierren en la sepultura de mil padres. Aquí está mi hijo Quimeán: que vaya él, y lo tratas como te parezca bien.

    38. Entonces dijo el rey: Que venga conmigo Quimeán, y yo lo trataré como te parezca bien. Y todo lo que quieras encomendarme, yo lo haré.

    39. La gente pasó el Jordán. Lo pasó también el rey; luego abrazó a Barzilay, lo bendijo y Barzilay se volvió a su pueblo.

    40. El rey siguió hasta Guilgal. Quimeán iba con él. Todo Judá y medio Israel acompañaban al rey.

    41. Y los israelitas fueron al rey a decirle: ¿Por qué te han acaparado nuestros hermanos de Judá y han ayudado al rey, a su familia y a toda su gente a pasar el Jordán?

    42. Pero todo Judá respondió a los de Israel: ¡Es que el rey es más pariente nuestro! ¿Por qué se molestan? Ni hemos comido nosotros a costa del rey ni hemos sacado provecho.

    43. Los de Israel respondieron a los de Judá: ¡Nos tocan diez partes del rey, y además somos el primogénito! ¡No nos desprecien ! ¿No hemos sido los primeros en hacer volver al rey? Pero los de Judá les respondieron todavía más fuerte.