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viernes, julio 19, 2024
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    Ezequiel 24 - Nueva Biblia Española (1975)

    Parábola de la olla hirviente

    1. El año noveno, el día décimo del décimo mes, me dirigió la palabra el Señor:

    2. Hijo de Adán, apunta la fecha de hoy, de hoy mismo. El rey de Babilonia hoy mismo ha atacado a Jerusalén.

    3. propón una parábola a la casa rebelde, diciéndoles: Esto dice el Señor: Pon la olla, ponía, echa en ella agua;

    4. echa en ella tajadas, las mejores tajadas, pernil y costillar; llénala de huesos escogidos.

    5. Toma lo mejor del rebaño; luego apila debajo la leña, cuece las tajadas en la olla y hierve los huesos.

    6. Por tanto, así dice el Señor: ¡Ay ciudad sanguinaria, olla herrumbrosa que no se desherrumbra! Vacíala tajada a tajada; no le ha tocado la suerte.

    7. Pues la sangre que en ella se derramó la echó en roca pelada, no la vertió en la tierra para que el polvo la cubriera.

    8. Para encolerizarme, para vengarme he puesto en roca pelada la sangre que derramó: así no será cubierta.

    9. Por tanto, así dice el Señor: i Ay ciudad sanguinaria! Yo mismo agrando la pira,

    10. arrimo más leña, enciendo la hoguera, consumo la carne, saco el caldo y los huesos se queman.

    11. La coloco vacía sobre las brasas para que el cobre se recaliente, se ponga al rojo y se le derrita la roña, se le consuma la herrumbre.

    12. Por más que uno se canse, ni al fuego se le desprende su mucha herrumbre.

    13. Por tu infame inmundicia, porque intenté limpiarte y no quedaste limpia de tu inmundicia, no volverás a ser limpiada hasta que desfogue en ti mi cólera.

    14. Yo, el Señor, lo digo, lo realizo y sucede, no lo paso por alto, ni me apiado, ni me arrepiento. Según tu conducta y tus malas obras te juzgaré -oráculo del Señor- .

    Muerte de la esposa de Ezequiel

    15. Me dirigió la palabra el Señor:

    16. Hijo de Adán, voy a arrebatarte repentinamente el encanto de tus ojos; no llores ni hagas duelo ni derrames lágrimas;

    17. laméntate en silencio como un muerto, sin hacer duelo; líate el turbante y cálzate las sandalias; no te emboces la cara ni comas el pan del duelo.

    18. Por la mañana yo hablaba a la gente, por la tarde se murió mi mujer y a la mañana siguiente hice lo que se me había mandado.

    19. Entonces me dijo la gente: ¿quieres explicarnos qué nos anuncia lo que estás haciendo?

    20. Les respondí: Me dirigió la palabra el Señor:

    21. Dile a la casa de Israel: Esto dice el Señor: Mira, voy a profanar mi santuario, su soberbio baluarte, el encanto de sus ojos, el tesoro de sus almas. Los hijos e hijas que dejaron caerán a espada.

    22. Entonces harán lo que yo he hecho: no se embozarán la cara ni comerán el pan del duelo;

    23. seguirán con el turbante en la cabeza y las sandalias en los pies, no llorarán ni harán duelo; se consumirán por su culpa y se lamentarán unos con otros.

    24. Ezequiel les servirá de señal: harán lo mismo que él ha hecho. Y cuando suceda sabrán que yo soy el Señor.

    25. Y tú, hijo de Adán, el día que yo les arrebate su baluarte, su espléndida alegría, el encanto de sus ojos, el ansia de sus almas

    26. ese día se te presentará un evadido para comunicarte una noticia.

    27. Ese día se te abrirá la boca y podrás hablar, y no volverás a quedar mudo. Les servirás de señal y sabrán que yo soy el Señor.