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jueves, julio 18, 2024
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    Jeremías 15 - Nueva Biblia Española (1975)

    La implacable ira de Dios contra Judá

    1. El Señor me respondió: Aunque estuvieran delante Moisés y Samuel, no me conmovería por ese pueblo. Despáchalos, que salgan de mi presencia.

    2. Y si te preguntan adonde han de salir, diles: Así dice el Señor: El destinado a la muerte, a la muerte; el destinado a la espada, a la espada; el destinado al hambre, al hambre; el destinado al destierro, al destierro.

    3. Les daré cuatro clases de verdugos -oráculo del Señor- : la espada para matar, los perros para despedazar, las aves del cielo para devorar, las bestias de la tierra para destrozar.

    4. Los haré escarmiento de todos los reyes del mundo, por culpa de Manases, hijo de Ezequías, rey de Judá, por todo lo que hizo en Jerusalén.

    5. ¿Quién se apiada de ti, Jerusalén, quién te compadece? ¿Quién da un rodeo para preguntar cómo estás?

    6. Tú me rechazaste, te echaste atrás -oráculo del Señor- , y yo tendí la mano para aniquilarte,

    7. cansado de compadecer, los aventé con la horqueta por las ciudades del país; dejé sin hijos, destruí a mi pueblo, y no se convirtieron de su conducta.

    8. Las viudas que dejé eran como la arena de la playa, conduje en pleno día un devastador contra la madre y el joven, les metí de repente pánico y turbación,

    9. la madre de siete hijos desfallecía exhalando el alma, se le ponía el sol de día y quedaba desconcertada, el resto lo entregaré a la espada enemiga -oráculo del Señor- .

    10. ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de pleitos y contiendas con todo el mundo! Ni he prestado ni me han prestado, y todos me maldicen.

    11. De veras, Señor, te he servido fielmente: en el peligro y en la desgracia he intercedido en favor de mi enemigo;

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    Jehová reanima a Jeremías

    15. tú lo sabes. Señor, acuérdate y ocúpate de mí, véngame de mis perseguidores, no me dejes perecer por tu paciencia, mira que soporto injurias por tu causa.

    16. Cuando recibía tus palabras, las devoraba, tu palabra era mi gozo y mi alegría íntima, yo llevaba tu nombre, Señor, Dios de los ejércitos.

    17. No me senté a disfrutar con los que se divertían, forzado por tu mano me senté solitario, porque me llenaste de tu ira.

    18. ¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga y mi herida enconada e incurable? Te me has vuelto arroyo engañoso, de agua inconstante.

    19. Entonces me respondió el Señor: Si vuelves, te haré volver y estar a mi servicio, si apartas el metal de la escoria, serás mi boca. Que ellos vuelvan a ti, no tú a ellos.

    20. Frente a este pueblo te pondré como muralla de bronce inexpugnable: lucharán contra ti y no te vencerán, porque yo estoy contigo para librarte y salvarte -oráculo del Señor- .

    21. Te libraré de manos de los perversos, te rescataré del puño de los opresores.