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miércoles, julio 17, 2024
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    Joel 2 - Nueva Biblia Española (1975)

    1. Toquen la trompeta en Sión, lancen el alando en mi monte santo; tiemblen los campesinos, porque llega, ya está cerca el día del Señor;

    2. día de oscuridad y tinieblas, día de nubes y nubarrones; como crepúsculo que se extiende sobre los montes es el ejército denso y numeroso; no hubo semejante ni se volverá a repetir por muchas generaciones.

    3. En vanguardia el fuego devora, las llamas abrasan en retaguardia; delante la tierra es un vergel, detrás es una estepa desolada; nada se salva.

    4. Su aspecto es de caballos, de jinetes que galopan;

    5. su estruendo, de carros rebotando por las montañas; como crepitar de llama que consume la paja, como ejército numeroso formado para la batalla;

    6. ante el cual tiemblan los pueblos, con los rostros enrojecidos.

    7. Corren como soldados, escalan aguerridos la muralla, cada cual avanza en su línea sin desordenar las filas;

    8. ninguno estorba al camarada, avanza cada cual por su calzada, aunque caigan al lado saetas, no se desbandan.

    9. Asaltan la ciudad, escalan las murallas, suben a las casas, penetran como ladrones por las ventanas.

    10. Ante ellos tiembla la tierra y se conmueve el cielo, sol y luna se oscurecen, los astros retiran su resplandor.

    11. El señor alza la voz delante de su ejército: son innumerables sus campamentos, son fuertes los que cumplen sus órdenes. Grande y terrible es el día del Señor: ¿quién le resistirá?

    La misericordia de Jehová

    12. Pues bien -oráculo del Señor- , conviértanse a mí de todo corazón, con ayuno, con llanto, con luto.

    13. Rasguen los corazones y no los vestidos; conviértanse al Señor, su Dios, que es compasivo y clemente, paciente y misericordioso, y se arrepiente de las amenazas.

    14. Quizá se arrepienta y vuelva, dejando a su paso bendición, ofrenda y libación para el Señor, su Dios.

    15. Toquen la trompeta en Sión, proclamen un ayuno, convoquen la reunión,

    16. congreguen al pueblo, purifiquen a la asamblea, reúnan a los ancianos, congreguen a muchachos y niños de pecho; salga el esposo de la alcoba, la esposa del tálamo;

    17. entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, digan los ministros del señor: Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu heredad al oprobio, no la sometan los gentiles, no se diga entre los pueblos: ¿dónde está su Dios?

    18. El Señor tenga celos de su tierra y perdone a su pueblo.

    19. Entonces el Señor respondió a su pueblo: Yo les enviaré el trigo, el vino, el aceite a saciedad, ya no haré de ustedes el oprobio de los paganos;

    20. alejaré de ustedes al pueblo del norte, lo dispersaré por tierra árida y yerma la vanguardia hacia el mar de levante, la retaguardia hacia el mar de poniente; se esparcirá su hedor, se extenderá su pestilencia, porque intentó hacer proezas.

    21. No temas, suelo; alégrate, haz fiesta, porque el Señor ha hecho proezas;

    22. no teman, fieras agrestes, que los prados de la estepa germinarán, los árboles darán sus frutos, la vid y la higuera darán su riqueza.

    23. Hijos de Sión, alégrense y festejen al Señor, su Dios, que les da la lluvia temprana en su sazón, la lluvia tardía como antaño y derrama para ustedes el aguacero.

    24. Las eras se llenarán de grano, rebosarán los lagares de vino y aceite;

    25. les compensaré los años en que devoraban la langosta, el saltamontes, el cigarrón y el langostón, mi gran ejército que envié contra ustedes.

    26. Comerán hasta hartarse y alabarán al Señor, su Dios, que hizo prodigios por ustedes;

    27. sabrán que yo estoy en medio de Israel y mi pueblo no quedará defraudado. Yo soy el Señor, su Dios, y no hay otro, y mi pueblo no quedará defraudado.

    Derramamiento del Espíritu de Dios

    28. Después derramaré mi espíritu sobre todos: sus hijos e hijas profetizarán, sus ancianos soñarán sueños, sus jóvenes verán visiones.

    29. También sobre siervos y siervas derramaré mi espíritu aquel día.

    30. Haré prodigios en cielo y tierra; sangre, fuego, humareda;

    31. el sol aparecerá oscuro, la luna ensangrentada, antes de llegar el día del Señor, grande y terrible.

    32. Todos los que invoquen el nombre del Señor se librarán: en el monte Sión quedará un resto -lo dice el Señor-, en Jerusalén los supervivientes que él convoque.