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    Juan 4 - Nueva Biblia Española (1975)

    Jesús y la mujer samaritana

    1. Se enteraron los fariseos de que Jesús hacía más discípulos y bautizaba más que Juan

    2. (aunque, en realidad, no bautizaba él personalmente, sino sus discípulos).

    3. Cuando Jesús lo supo, abandonó Judea y se volvió a Galilea.

    4. Tenía que pasar por Samaría.

    5. Llegó así a un pueblo de Samaría, que se llamaba Sicar, cerca del terreno que dio Jacob a su hijo José;

    6. estaba allí el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se quedó, sin más, sentado junto al pozo. La hora era alrededor de mediodía.

    7. Llegó una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo: Dame de beber.

    8. (Sus discípulos se habían marchado al pueblo a comprar provisiones).

    9. Le dice entonces la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (porque los judíos no se tratan con los samaritanos).

    10. Jesús le contestó: Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú a él y te daría agua viva.

    11. Le dice la mujer: Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde vas a sacar el agua viva?

    12. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, del que bebió él, sus hijos y sus ganados?

    13. Le contestó Jesús: Todo el que bebe agua de ésta volverá a tener sed;

    14. en cambio, el que haya bebido el agua que yo voy a darle, nunca más tendrá sed; no, el agua que yo voy a darle se le convertirá dentro en un manantial, con agua que salta dando vida definitiva.

    15. Le dice la mujer: Señor, dame agua de ésa; así no tendré más sed ni vendré aquí a sacarla.

    16. El le dijo: Ve a llamar a tu marido y vuelve aquí.

    17. La mujer le contestó: No tengo marido. Le dijo Jesús: Has dicho muy bien que marido no tienes,

    18. porque maridos 'has tenido cinco, y el que tienes ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.

    19. La mujer le dijo: Señor, veo que tú eres profeta.

    20. Nuestros padres celebraron el culto en este monte; en cambio, ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde hay que celebrarlo.

    21. Jesús te - dijo: Créeme, mujer: Se acerca la hora en que no darán culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén.

    22. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación sale de los judíos.

    23. Pero se acerca la hora o. mejor dicho, ha llegado, en que los que dan culto verdadero adorarán al Padre con Espíritu y lealtad, pues el Padre busca hombres que lo adoren así.

    24. Dios es Espíritu, y los que lo adoran han de dar culto con Espíritu y lealtad.

    25. Le dice la mujer: Sé que va a venir un Mesías (es decir, Ungido); cuando venga él, nos lo explicará todo.

    26. Le dice Jesús: Soy yo, el que hablo contigo.

    27. En aquel momento llegaron sus discípulos y se quedaron extrañados de que hablase con una mujer, aunque ninguno le preguntó de qué discutía o por qué hablaba con ella.

    28. La mujer dejó su cántaro, se marchó al pueblo y le dijo a la gente:

    29. Vengan a ver a un nombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste tal vez el Mesías?

    30. Salieron del pueblo y se dirigieron adonde estaba él.

    31. Mientras tanto sus discípulos le insistían: Maestro, come,

    32. El les dijo: Yo tengo para comer un alimento que vosotros no conocéis.

    33. Los discípulos comentaban: ¿Acaso le habrá traído alguien de comer?

    34. Jesús les dijo: Para mí es alimento realizar el designio del que me mandó, dando remate a su obra.

    35. Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la siega, ¿verdad? Pues miren lo que les digo: Levanten la vista y contemplen los campos dorados para la siega.

    36. EI segador cobra salario reuniendo fruto para una vida definitiva; así se alegran los dos, sembrador y segador,

    37. porque en eso tiene razón el refrán, que uno siembra y otro siega.

    38. Yo los he enviado a segar lo que no les ha costado fatiga; otros han estado labrando y ustedes se han encontrado con el fruto de su fatiga.

    39. Del pueblo aquél, muchos de los samaritanos le dieron su adhesión por lo que les decía la mujer, que declaraba: "Me ha dicho todo lo que he hecho".

    40. Así, cuando llegaron los samaritanos adonde estaba él, le rogaron que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días.

    41. Muchos más creyeron por lo que dijo él,

    42. y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú cuentas, nosotros mismos lo hemos estado oyendo y sabemos que éste es realmente el salvador del mundo.

    Jesús sana al hijo de un noble

    43. Al cabo de los dos días salió de allí para Galilea,

    44. pues Jesús mismo había declarado que a ningún profeta se le honra en su propia tierra.

    45. Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, por haber visto personalmente todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.

    46. Llegó así de nuevo a Cana de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún.

    47. Al oír éste que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le pidió que bajase y curase a su hijo, que estaba para morirse.

    48. Jesús le dijo: Como no vean señales portentosas, no creen.

    49. El funcionario le insistió: Señor, baja antes que se muera mi chiquillo.

    50. Jesús le contestó: Ponte en camino, que tu hijo vive. Se fió el hombre de las palabras que le dijo Jesús y se puso en camino.

    51. Cuando iba ya bajando lo encontraron sus siervos, y le dijeron que su chico vivía.

    52. Les preguntó a qué hora se había puesto mejor, y ellos le contestaron: Hoy a la una se le quitó la fiebre.

    53. Cayó en la cuenta el padre de que había sido aquélla [a hora en que le había dicho Jesús: "Tu hijo vive", y creyó él con toda su familia.

    54. Esto hizo todavía Jesús como segunda señal al llegar de Judea a Galilea.