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miércoles, julio 17, 2024
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    Mateo 6 - Nueva Biblia Española (1975)

    Jesús y la limosna

    1. Cuidado con hacer sus obras de piedad delante de la gente para llamar la atención; si no, se quedan sin recompensa de su Padre del cielo.

    2. Por tanto, cuando des limosna no lo anuncies a toque de trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en la calle para que la gente los alabe. Ya han cobrado su recompensa, se lo aseguro.

    3. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha,

    4. para que tu limosna quede escondida; y tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará.

    Jesús y la oración

    5. Cuando recen, no hagan como los hipócritas, que son amigos de rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas, para exhibirse ante la gente. Ya han cobrado su recompensa, se lo aseguro.

    6. Tú, en cambio, cuando quieras rezar, entra en tu cuarto, echa la llave y rézale a tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará.

    7. Pero, cuando recen, no sean palabreros como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán más caso.

    8. No sean como ellos, que su Padre sabe lo que les hace falta antes que se lo pidan.

    9. Ustedes recen así Padre nuestro del cielo, proclámese que tú eres santo,

    10. llegue tu reinado, realícese en la tierra tu designio del cielo;

    11. nuestro pan del mañana dánoslo hoy

    12. y perdónanos nuestras deudas, que también nosotros perdonamos a nuestros deudores;

    13. y no nos dejes ceder ala tentación, sino líbranos del Malo.

    14. Pues si perdonan sus culpas a los demás, también su Padre del cielo los perdonará a ustedes.

    15. Pero si no perdonan a los demás, tampoco su Padre les perdonará sus culpas.

    Jesús y el ayuno

    16. Cuando ayunen no se pongan afligidos, como los hipócritas, que e afean la cara para hacer ver a la ente que ayunan. Ya han cobrado u recompensa, se lo aseguro.

    17. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara,

    18. para no hacer ver tu ayuno a la gente, sino a tu Padre que está en escondido; y tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará.

    Tesoros en el cielo

    19. Déjense de amontonar riquezas n la tierra, donde la polilla y el gusano las echan a perder, donde los ladrones fuerzan la entrada y roban.

    20. En cambio, amontónense riquezas en el cielo, donde ni polilla ni gusano las echan a perder, donde os ladrones no fuerzan la entrada ni roban.

    21. Porque donde tengas tu riqueza tendrás el corazón.

    La lámpara del cuerpo

    22. La esplendidez da el valor a la persona. Si eres desprendido, toda tu persona vale:

    23. en cambio, si eres tacaño, toda tu persona es miserable. Y si por valer tienes sólo miseria, ¡qué miseria tan grande!".

    Dios y las riquezas

    24. Nadie puede estar al servicio de dos amos, porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero.

    El afán y la ansiedad

    25. Por eso les digo: No anden preocupados por la vida pensando qué van a comer o á beber, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

    26. Fíjense en los pájaros: ni siembran, ni cosechan, ni guardan en bodegas; y, sin embargo, su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellos?

    27. Y ¿quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, podrá añadir una hora sola al tiempo de su vida?

    28. Y ¿por qué se preocupan por el vestido? Dense cuenta de cómo crecen los lirios del campo, y no trabajan ni tejen.

    29. Y les digo que ni Salomón, en todo su lujo, estaba vestido como cualquiera de ellos.

    30. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, la viste Dios así, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?

    31. Por eso no anden preocupados, pensando qué van a comer, o qué van a beber, o con qué se van a vestir.

    32. Son los paganos quienes ponen su afán en esas cosas. Ya sabe su Padre del cielo que tienen necesidad de todo eso.

    33. Busquen primero que reine su justicia, y todo eso se les dará por añadidura.

    34. Total, que no se preocupen por el mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. A cada día le bastan sus disgustos.