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sábado, agosto 17, 2024
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    Mateo 8 - Nueva Biblia Española (1975)

    Jesús sana a un leproso

    1. Y al bajar del monte lo siguió un gran gentío.

    2. En esto se le acercó un leproso, y se puso a suplicarle: Señor, si quieres puedes limpiarme.

    3. Extendió la mano y lo tocó diciendo: ¡Quiero, queda limpio! Y en seguida quedó limpio de la lepra.

    4. Jesús le dijo: Cuidado con decírselo a nadie; eso sí, ve a presentarte al sacerdote y ofrece el donativo que mandó Moisés, para que les conste.

    Jesús sana al siervo de un centurión

    5. Al entrar en Cafarnaún se le acercó un capitán

    6. rogándole: Señor, mi sirviente está echado en casa con parálisis, sufriendo terriblemente.

    7. Jesús le contestó: Voy yo a curarlo.

    8. El capitán le respondió declarando: Señor, yo no soy quién para que entres bajo mi techo, pero basta una palabra tuya para que mi sirviente se cure.

    9. Porque yo, que soy un simple subordinado, tengo soldados a mis órdenes, y si le digo a uno que se vaya, se va; a otro que venga, viene; y si le digo a mi sirviente que haga algo, lo hace.

    10. Al oír esto Jesús dijo admirado a los que lo seguían: Les aseguro que en ningún israelita he encontrado tanta fe.

    11. Les digo que vendrán muchos de Oriente y Occidente a sentarse a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios; >

    12. en cambio a los ciudadanos del reino los echarán afuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

    13. Y al capitán le dijo: Vete; como has tenido fe, que se te cumpla. Y en aquel momento se puso bueno el sirviente.

    Jesús sana a la suegra de Pedro

    14. Al llegar Jesús a casa de Pedro encontró a la suegra echada con fiebre,

    15. le tocó la mano y se le pasó la fiebre; ella se levantó y se puso a servirle.

    16. Al anochecer le llevaron muchos endemoniados; con su palabra expulsó a los espíritus y curó X todos los enfermos,

    17. para que se cumpliera lo que se dijo por medio del profeta Isaías: El tomó nuestras dolencias y quitó nuestras enfermedades. (Is 53.4)

    Los que querían seguir a Jesús

    18. Al ver Jesús que una multitud lo rodeaba dio orden de salir para la orilla de enfrente.

    19. Se le acercó un letrado y le dijo: Maestro, te seguiré vayas adonde vayas.

    20. Jesús le respondió: Los zorros tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero este Hombre" no tiene dónde reclinar la cabeza.

    21. Otro, ya discípulo, le dijo: Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre.

    22. Jesús le replicó: Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.

    Jesús calma la tempestad

    23. Subió Jesús a la barca y sus discípulos lo siguieron.

    24. De pronto se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.

    25. Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole: ¡Auxilio, Señor, que nos hundimos!

    26. El les dijo: ¿Por qué son cobardes? ¡Qué poca fe! Se puso en pie, dio una orden a los vientos y al lago y sobrevino una gran calma.

    27. Aquellos hombres se preguntaban admirados: ¿Quién será éste, que hasta el viento y el agua le obedecen?

    Los endemoniados gadarenos

    28. Llegó él a la orilla de enfrente, a la región de los gadarenos. Desde el cementerio dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan peligrosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.

    29. De pronto empezaron a gritar: ¿Quién te mete a ti en esto, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?

    30. Un gran rebaño de cerdos estaba pastando a distancia.

    31. Los demonios le rogaron: Si nos echas, mándanos al rebaño.

    32. Jesús les dijo: Vayan. Salieron y se fueron a los cerdos. De pronto el rebaño entero se lanzó por el precipicio al lago, y murió ahogado.

    33. Los cuidadores de los cerdos salieron huyendo, llegaron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.

    34. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que abandonara su país.