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    Números 11 - Nueva Biblia Española (1975)

    Jehová envía codornices

    1. El pueblo se quejaba al Señor de sus desgracias. Al oírlo él, se encendió su ira, estalló contra ellos el fuego del Señor y empezó a abrasar el extremo del campamento.

    2. El pueblo gritó a Moisés; éste rezó al Señor por ellos, y el incendio se apagó.

    3. Y llamaron a aquel lugar Estallido, porque allí había estallado contra ellos el fuego del Señor.

    4. La masa que iba con ellos estaba hambrienta, y los israelitas se pusieron a llorar con ellos, diciendo: ¡Quién nos diera carne!

    5. Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, y de los pepinos y melones, y puerros, y cebollas, y ajos.

    6. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná.

    7. (El maná se parecía a semilla de coriandro, con color de bedelio;

    8. el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban en el mortero, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan dé aceite.

    9. Por la noche caía el rocío en él campamento y encima de él el maná).

    10. Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado

    11. dijo al Señor: ¿Por qué tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo?

    12. ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz para que me digas: Toma en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres?

    13. ¿De dónde sacaré carne para repartirla a todo el pueblo? Vienen a mí llorando: Danos de comer carne.

    14. Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas.

    15. Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas.

    16. El Señor respondió a Moisés: Tráeme setenta dirigentes que te conste que dirigen y gobiernan al pueblo, llévalos a la tienda del encuentro y que esperen allí contigo.

    17. Yo bajaré y hablaré allí contigo. Apartaré una parte del espíritu que posees y se lo pasaré a ellos, para que se repartan contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo.

    18. Al pueblo le dirás: Purifíquense para mañana, pues comerán carne. Han llorado pidiendo al Señor: "¡Quién nos diera carne! Nos iba mejor en Egipto". El Señor les dará de comer carne.

    19. No un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte,

    20. sino un mes entero, hasta que les produzca náusea y la vomiten. Porque han rechazado al Señor, que va en medio de ustedes, y han llorado ante él diciendo: "¿Por qué salimos de Egipto?'.

    21. Replicó Moisés: El pueblo que va conmigo cuenta seiscientos mil de a pie, y tú dices que les darás carne para que coman un mes entero.

    22. Aunque matemos las vacas y las ovejas, no les bastará, y aunque reuniera todos los peces del mar, no les bastaría.

    23. El Señor dijo a Moisés: ¿Tan mezquina es la mano de Dios? Ahora verás si se cumple mi palabra o no.

    24. Moisés salió y comunicó al pueblo las palabras del Señor. Después reunió a los setenta dirigentes del pueblo y los colocó alrededor de la tienda.

    25. El Señor bajó en la nube, habló con él, y apartando parte del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta dirigentes del pueblo. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar, una sola vez.

    26. Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.

    27. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: Eldad y Medad están profetizando en el campamento.

    28. Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: Prohíbeselo tú, Moisés.

    29. Moisés le respondió: ¿Estás celoso de mí? ¡Ojala todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!

    30. Moisés volvió al campamento con los dirigentes israelitas.

    31. El Señor levantó un viento del mar, que trajo bandadas de codornices y las arrojó junto al campamento, aleteando a un metro del suelo en un radio de una jornada de camino.

    32. El pueblo se pasó todo el día, la noche y el día siguiente recogiendo codornices, y el que menos, recogió diez cargas, y las tendían alrededor del campamento.

    33. Con la carne aún entre los dientes, antes que se acabara, la ira del Señor hirvió contra ellos y los hirió con una grave mortandad.

    34. El lugar se llamó Tumbas de Avidez, porque allí enterró el pueblo a las víctimas de su avidez.

    35. Desde allí se marcharon a Corrales, donde se quedaron.