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jueves, julio 18, 2024
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    Proverbios 8 - Nueva Biblia Española (1975)

    Excelencia y eternidad de la Sabiduría

    1. Oigan, la Sensatez pregona, la Prudencia levanta la voz,

    2. en los montículos junto al camino, de pie junto a las sendas,

    3. junto a las puertas de la ciudad, pregonando a la entrada de los postigos:

    4. A ustedes, señores, los llamo, me dirijo a la gente: '

    5. los inexpertos, aprendan sagacidad; los necios, adquieran juicio;

    6. escuchen, que hablo sin rodeos, abro los labios con sinceridad;

    7. mi paladar repasa la verdad y mis labios aborrecen el mal

    8. todas mis palabras son justas, ni una es desatinada o tortuosa;

    9. son leales para el que entiende y rectas para el que comprende.

    10. Reciban de mí avisos, no plata, y una experiencia, más valiosa que el oro;

    11. porque la sensatez vale más que los corales y ninguna joya se le puede comparar.

    12. Yo, Sensatez, soy vecina de la Sagacidad y busco la compañía de la Reflexión.

    13. (El respeto del Señor odia el mal). Yo detesto el orgullo y la soberbia, el mal camino y la boca falsa,

    14. yo poseo él buen consejo y el acierto, son mías la prudencia y el valor;

    15. por mí reinan los reyes y los príncipes dan leyes justas,

    16. por mí gobiernan los gobernantes y los nobles dan sentencias justas;

    17. yo amo a los que me aman, y los que madrugan por mí, me encuentran;

    18. yo traigo riqueza y gloria, fortuna copiosa y bien ganada;

    19. mi fruto es mejor que el oro puro y mi renta vale más que la plata,

    20. camino por sendero justo, por las sendas del derecho,

    21. para legar riquezas a mis amigos y colmar sus tesoros.

    22. El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas.

    23. En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.

    24. Antes de los océanos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.

    25. Todavía no estaban encajados los montes, antes de las montañas fui engendrada.

    26. No había hecho aún la tierra y la hierba ni los primeros terrones del orbe.

    27. Cuando colocaba el cielo, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del Océano;

    28. cuando sujetaba las nubes en la altura y fijaba las fuentes abismales.

    29. Cuando ponía un límite al mar, y las aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra,

    30. yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia:

    31. jugaba con la bola de la tierra, disfrutaba con los hombres.

    32. Por tanto, hijos míos, escúchenme: dichosos los que siguen mis caminos;

    33. escuchen mis avisos y serán sensatos, no los rechacen;

    34. dichoso el hombre que me escucha, velando en mi portal cada día, guardando las jambas de mi puerta.

    35. Quien me alcanza, alcanza la vida y goza del favor del Señor,

    36. Quien me pierde, se arruina a sí mismo; los que me odian aman la muerte.