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    1 Corintios 14 - Serafín de Ausejo 1975

    El hablar en lenguas

    1. Procurad conseguir el amor; pero aspirad también a los dones del Espíritu, sobre todo al de profecía.

    2. Pues el que habla lenguas, no habla para los hombres, sino para Dios, ya que nadie lo entiende, aunque en espíritu hable misterios.

    3. Por el contrario, el que profetiza, habla a los hombres, edifica, exhorta y anima.

    4. El que habla lenguas se edifica a sí mismo, mientras que el que profetiza edifica a la iglesia.

    5. Yo quisiera que todos hablaseis lenguas, pero mucho más que profetizarais. El que profetiza es más que el que habla lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

    6. Ahora bien, hermanos, si me presento a vosotros hablando lenguas, ¿qué provecho os aportaría, si no os transmito revelación, o conocimiento, o profecía, o enseñanza?

    7. Es lo que pasa con los instrumentos musicales inanimados, por ejemplo, la flauta o la cítara. Si no da notas que se distingan, ¿cómo se sabrá lo que la flauta o la cítara toca?

    8. O bien, si la trompeta emite un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla?

    9. De la misma manera, si vosotros no proferís, mediante el don de lenguas, discursos inteligibles, ¿cómo se podrá comprender lo que estáis diciendo? Parecerá que estáis hablando al viento.

    10. Tal cantidad de idiomas como habrá en el mundo y todos tienen sentido.

    11. Sin embargo, si no conozco el significado de ese idioma, seré para el que me habla un extraño y él lo será para mí.

    12. Así también vosotros. Ya que aspiráis con ardor a los dones del Espíritu, procurad tenerlos en abundancia para la edificación de la iglesia.

    13. Por eso, el que habla lenguas, ore para que se le conceda la interpretación.

    14. [Porque] si oro valiéndome del don de lenguas, mi espíritu ora, pero mi mente se queda sin fruto.

    15. Entonces, ¿qué? Oraré con el espíritu y oraré también con la mente; cantaré himnos con el espíritu y los cantaré también con la mente.

    16. Pues, si pronuncias alabanzas en Espíritu, ¿cómo podrá decir "Amén" a tu acción de gracias el que ocupa el lugar de los no iniciados, si no entiende lo que dices?

    17. Tu acción de gracias será excelente, pero al otro no le sirve de edificación.

    18. Gracias a Dios, hablo en lenguas más que todos vosotros,

    19. pero en una asamblea prefiero hablar cinco palabras inteligibles, para instruir también a los otros, que no diez mil por el don de lenguas.

    20. Hermanos, no seáis niños en la inteligencia. Sedlo, sí, en la malicia, pero en la inteligencia sed adultos.

    21. En la ley está escrito: Con hombres de lenguas extrañas y con labios extranjeros hablaré a este pueblo; y ni aun así me escucharán, dice el Señor.

    22. Por lo tanto, el don de lenguas es un signo no para los creyentes, sino para los infieles; mientras que la profecía lo es no para los infieles, sino para los creyentes.

    23. Si la iglesia entera se congrega en asamblea y hablan todos con el don de lenguas y entonces entran no iniciados o infieles, ¿no dirán que estáis locos?

    24. Si, por el contrario, todos profetizan y entra un infiel o un no iniciado, será acusado por todos, juzgado por todos,

    25. se descubrirán los sentimientos ocultos de su corazón y entonces, postrándose, adorará a Dios, exclamando: "Verdaderamente está Dios entre vosotros".

    26. ¿Qué conclusión sacar, hermanos? Cuando os reunís, cada uno puede tener un himno, una enseñanza, una revelación, un lenguaje, una interpretación: que todo sirva para edificación.

    27. Si se habla en don de lenguas, que hablen dos o a lo sumo tres, por turno, y que haya uno que interprete;

    28. si no hay intérprete, haya silencio en la asamblea y que cada uno hable consigo mismo y con Dios.

    29. En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y los demás digan su parecer.

    30. Pero si otro que está sentado recibe una revelación, que se calle el primero.

    31. Todos podéis profetizar, pero por turno, para que todos reciban instrucción y consuelo.

    32. Los espíritus de los profetas a los profetas están sometidos;

    33. pues Dios no es Dios de desorden, sino de paz. Como en todas las reuniones de los fieles,

    34. las mujeres callen en las asambleas, pues no les está permitido hablar, sino que se muestren sumisas, como manda la ley.

    35. Si quieren aprender algo, que lo pregunten a sus propios maridos en casa; pues no está bien visto que una mujer hable en una asamblea.

    36. ¿Es que la palabra de Dios ha salido de vosotros o sólo ha llegado hasta vosotros?

    37. Si alguno cree ser profeta o estar inspirado, reconozca que lo que escribo es una orden del Señor;

    38. si no lo reconoce, tampoco él será reconocido.

    39. Así que, hermanos, aspirad a la profecía y no impidáis el hablar en lenguas.

    40. Pero todo esto hacedlo con decoro y con orden.