32.5 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    1 Juan 4 - Serafín de Ausejo 1975

    El Espíritu de Dios y el espíritu del anticristo

    1. Queridos míos, no os fiéis de todo espíritu, sino examinad si los espíritus son de Dios, porque han salido al mundo muchos falsos profetas.

    2. Conoced en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesús es Cristo venido en carne, es de Dios.

    3. Y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, sino que ése es del anticristo, del cual habéis oído decir que viene y ya, al presente, está en el mundo.

    4. Vosotros, hijitos, sois de Dios y los habéis vencido. Porque es mayor el que está en vosotros que el que está en el mundo.

    5. Ellos son del mundo. Por eso hablan según el mundo, y el mundo les oye.

    6. Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos escucha. El que no es de Dios, no nos escucha. De este modo distinguimos al espíritu de la verdad del espíritu del error.

    Dios es amor

    7. Queridos míos, amémonos unos a otros porque el amor es de Dios. Quien ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

    8. El que no ama, es que no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

    9. En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios envió al mundo a su Hijo, al Unigénito, para que vivamos por él.

    10. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo como sacrificio de purificación por nuestros pecados.

    11. Queridos míos, si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

    12. A Dios nadie lo ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

    13. En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu.

    14. Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo.

    15. Si uno confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

    16. Y nosotros hemos llegado a conocer y a creer en el amor que Dios tiene por nosotros. Dios es amor: y quien permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él.

    17. En esto culmina el amor entre nosotros: en que tengamos plena confianza en el día del juicio; porque tal como es él, somos también nosotros en este mundo.

    18. No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor supone castigo, y el que teme no es perfecto en el amor.

    19. Nosotros amamos porque él nos amó primero.

    20. Si alguno dice: "Yo amo a Dios", pero odia a su hermano, es mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.

    21. Y este mandamiento tenemos de él: que quien ama a Dios, ame también a su hermano.