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    1 Reyes 10 - Serafín de Ausejo 1975

    La reina de Sabá visita a Salomón

    1. La reina de Sabá tuvo noticia de la fama de Salomón y fue para ponerlo a prueba con enigmas.

    2. Llegó a Jerusalén con un gran séquito, con innumerables camellos cargados de aromas, de oro en gran cantidad y de piedras preciosas. Se presentó ante Salomón y le propuso todo lo que traía pensado.

    3. Salomón le resolvió todas las cuestiones. No hubo ninguna, por muy oscura que fuese, a la que el rey no le diera explicación.

    4. Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón y el palacio que había edificado,

    5. los manjares de su mesa, las habitaciones de sus cortesanos, el porte y las vestiduras de la servidumbre, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en el templo de Yahveh, se quedó sin aliento

    6. y declaró al rey: "¡Ha resultado ser verdad cuanto había oído en mi país de tus hechos y de tu sabiduría!

    7. No daba crédito yo a lo que se decía hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me dijeron ni la mitad, porque tu sabiduría y tu prosperidad sobrepasan la fama que había llegado a mis oídos.

    8. ¡Dichosa tu gente y dichosos tus servidores que están continuamente en tu presencia y escuchan tu sabiduría!

    9. ¡Bendito sea Yahveh, tu Dios, que se ha complacido en ti y te ha puesto en el trono de Israel! Por el amor que Yahveh tiene siempre a Israel te ha constituido rey, para administrar derecho y justicia".

    10. Luego entregó al rey ciento veinte talentos de oro y gran cantidad de perfumes y de piedras preciosas. Nunca llegó tanta cantidad de perfumes al rey Salomón como la que le regaló la reina de Sabá.

    11. La flota de Jirán, que traía oro de Ofir, trajo también de allí gran cantidad de madera de sándalo y de piedras preciosas.

    12. Con esta madera de sándalo hizo el rey balaustradas para el templo de Yahveh y para el palacio real, así como cítaras y arpas para los cantores. Nunca se trajo madera de sándalo como aquélla ni se ha vuelto a ver hasta el día de hoy.

    13. Por su parte, el rey Salomón regaló a la reina de Sabá todo cuanto a ella se le antojó pedirle, además de lo que Salomón le entregó con regia esplendidez. Después ella emprendió el regreso a su país con sus servidores.

    Riquezas y fama de Salomón

    14. El peso del oro que cada año le llegaba a Salomón era de seiscientos sesenta y seis talentos,

    15. sin contar los impuestos de los mercaderes y del tráfico de mercancías y las contribuciones de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores del país.

    16. Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de oro batido, para cada uno de los cuales empleó seiscientos siclos de oro.

    17. Hizo también trescientos pequeños escudos de oro batido, en cada uno de los cuales empleó tres minas de oro. El rey los colocó en la sala "Bosque del Líbano".

    18. Hizo además el rey un gran trono de marfil y lo recubrió de oro finísimo.

    19. El trono tenía seis gradas y un respaldo redondo, con dos brazos, uno a cada lado del asiento, y dos leones de pie junto a los brazos.

    20. Sobre las seis gradas había doce leones de pie, uno en cada lado de las gradas. Nada semejante se había hecho en ningún reino.

    21. Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y de oro fino todos los utensilios de la sala "Bosque del Líbano". No había nada de plata, no se hacía aprecio de ella en los tiempos del rey Salomón,

    22. porque el rey tenía en el mar una flota de Tarsis, juntamente con la de Jirán; y cada tres años llegaba la flota de Tarsis, que traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

    23. El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en opulencia y sabiduría.

    24. Todo el mundo deseaba ver a Salomón para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.

    25. Todos le llevaban presentes: objetos de plata y de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos. Y así año tras año.

    Salomón comercia en caballos y en carros

    26. Reunió Salomón carros y caballos. Llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos, que dejó de guarnición en las ciudades con acuartelamiento para carros y en Jerusalén, cerca del rey.

    27. El rey consiguió que la plata abundara en Jerusalén tanto como las piedras, y los cedros tanto como los sicómoros de la Tierra Baja.

    28. Los caballos que tenía Salomón procedían de Musrí y de Cilicia. Los mercaderes del rey los adquirían en Cilicia, pagándolos al contado.

    29. Un carro importado de Musrí costaba seiscientos siclos de plata, y un caballo ciento cincuenta. Los exportadores los traían también para todos los reyes de los hititas y para los reyes de Aram.