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miércoles, julio 17, 2024
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    1 Timoteo 5 - Serafín de Ausejo 1975

    Deberes hacia los demás

    1. Con el anciano no seas duro, sino dirígete a él como a un padre, a los jóvenes, como a hermanos;

    2. a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

    3. Atiende a las viudas que lo son de verdad.

    4. Porque si una viuda tiene hijos o nietos, sean éstos los primeros en cumplir sus deberes filiales con la propia familia y en corresponder por lo que deben a sus progenitores. Esto es agradable a los ojos de Dios.

    5. La viuda de verdad, la que no tiene amparo, pone su esperanza en Dios y se dedica a las súplicas y oraciones, día y noche.

    6. Por el contrario, la que vive entregada a los placeres está ya muerta, aunque parezca estar viva.

    7. Insiste en esto, para que sean irreprochables.

    8. Pues el que no mira por los suyos, y en particular por los de su familia, ha renunciado a la fe y es peor que el no creyente.

    9. No se inscriba en el grupo de viudas a ninguna de menos de sesenta años y que haya sido mujer de un solo marido,

    10. que dé pruebas de su buena conducta, o sea, haber educado a los hijos, haber dado hospitalidad, haber lavado los pies a los fieles, haber asistido a los atribulados, haberse ejercitado en toda suerte de buenas obras.

    11. Pero no inscribas a viudas jóvenes, porque cuando, por el impulso de la pasión se revuelven contra Cristo, quieren casarse

    12. y se ven condenadas por haber roto su primer compromiso.

    13. Al mismo tiempo se acostumbran a estar ociosas, a ir de casa en casa; y no sólo están ociosas, sino que dicen tonterías y frivolidades, y hablan de lo que no deben.

    14. Por lo tanto, mi consejo es que las que son jóvenes se casen, tengan hijos, lleven su casa y no den al enemigo ningún pretexto para malas habladurías;

    15. pues realmente algunas ya se volvieron atrás en pos de Satanás.

    16. Si algún creyente tiene viudas en la familía, que se encargue de ellas, para no sobrecargar a la Iglesia, de suerte que ésta pueda atender a las auténticas viudas.

    17. Los presbíteros que desempeñan bien su cargo merecen doble honorario, sobre todo los que trabajan en la palabra y en la enseñanza.

    18. Pues dice la Escritura: Al buey que trilla no le pongas bozal, y también: El obrero tiene derecho a su salario.

    19. No admitas querellas contra un presbítero que no estén apoyadas en el testimonio de dos o tres testigos.

    20. A los que persisten en pecar, corrígelos públicamente, para que sirva de escarmiento a los demás.

    21. En la presencia de Dios y Cristo Jesús y de los ángeles, sus elegidos, te encargo solemnemente que observes estas normas, sin prejuicio, siendo en todo imparcial.

    22. No te precipites en imponer las manos a nadie, ni te hagas responsable de pecados ajenos. Consérvate limpio de pecado.

    23. No bebas ya sólo agua, toma también un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes dolencias.

    24. Hay algunos cuyos pecados son manifiestos aun antes de ser sometidos a juicio; otros, en cambio, sólo se descubren después.

    25. Lo mismo pasa con las obras: las buenas están al descubierto; las que no lo son no pueden quedar ocultas.