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miércoles, julio 17, 2024
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    Daniel 10 - Serafín de Ausejo 1975

    Visión de Daniel junto al río

    1. En el año tercero de Ciro, rey de Persia, le fue revelado a Daniel, por sobrenombre Baltasar, este mensaje: "Verdad y gran combate". Fijó su atención en el mensaje y se le descubrió su sentido mediante una visión.

    2. Por aquellos días, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas.

    3. No comí manjares delicados; ni carne ni vino entraron en mi boca; y no me ungí hasta que se cumplieron las tres semanas.

    4. El día veinticuatro del primer mes, mientras yo estaba a la orilla del gran río, es decir, del Tigris,

    5. alcé los ojos y miré. Vi a un hombre vestido de lino que tenía su cintura ceñida con un cinturón de oro puro.

    6. Su cuerpo era como crisólito, su rostro parecia un relámpago, sus ojos como antorchas encendidas, sus brazos y sus piernas como el brillo del bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el clamor de una multitud.

    7. Yo solo, Daniel, veía la visión. Los hombres que estaban conmigo no vieron nada; pero se apoderó de ellos un gran terror y huyeron a esconderse.

    8. Me quedé yo solo contemplando esta gran visión; pero me fallaron las fuerzas, se me desfiguró el rostro y perdí el vigor.

    9. Oí el sonido de sus palabras y, al oírlo, caí rostro en tierra, desvanecido.

    10. Entonces una mano me tocó, me obligó a sostenerme sobre las rodillas y sobre las palmas de las manos

    11. y me dijo: "Daniel, hombre apreciado, fíjate en las palabras que voy a decirte y ponte de pie en el lugar en que estás, pues ahora he sido enviado a ti". Mientras me decía estas palabras, me puse de pie, temblando.

    12. Él prosiguió: "No temas, Daniel, porque desde el primer día en que intentaste comprender y te humillaste ante tu Dios, fueron oídas tus palabras, y por causa de ellas he venido yo a ti.

    13. El príncipe del reino de Persia se me ha opuesto durante veintiún días; mas Miguel, uno de los primeros príncipes, vino en mi ayuda, y yo le he dejado allí, junto al príncipe de los reyes de Persia.

    14. He venido para darte a conocer lo que le sucederá a tu pueblo al final de los tiempos, porque se trata aún de una visión para aquellos días".

    15. Al decirme estas palabras, incliné mi rostro a tierra y enmudecí.

    16. Entonces, uno que tenía apariencia humana tocó mis labios. Abrí la boca, hablé y dije al que estaba delante de mí: "Señor mío, durante la visión sentí grandes dolores y he quedado exhausto.

    17. ¿Cómo podría, pues, este siervo de mi señor hablar a mi señor, si ya no tengo fuerza alguna y ni aun aliento me queda?".

    18. Aquel que tenía apariencia humana me tocó de nuevo, me infundió vigor

    19. y me dijo: "No temas, hombre apreciado. La paz sea contigo. ¡Vamos, ten ánimo!". Mientras me hablaba, me sentí fortalecido y le dije: "Hable mi señor, puesto que me has fortalecido".

    20. Dijo entonces: "¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora volveré a luchar con el príncipe de Persia; en cuanto salga, al instante vendrá el príncipe de Grecia.

    21. Pero yo te revelaré lo que está consignado en el Libro de la Verdad. No hay nadie que me ayude contra ellos, salvo Miguel, vuestro jefe,