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miércoles, julio 17, 2024
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    Filipenses 3 - Serafín de Ausejo 1975

    Prosigo al blanco

    1. En fin, hermanos míos, adiós y gozaos en el Señor. Volver a escribiros siempre las mismas cosas a mí no me resulta pesado y a vosotros os dará seguridad.

    2. ¡Guardaos de los perros; guardaos de los malos obreros; guardaos de la falsa circuncisión!

    3. Pues la verdadera circuncisión somos nosotros, los que practicamos el culto según el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en la carne,

    4. aunque motivos no me faltan para poner yo también confianza en la carne. Si algún otro cree tener razones para confiar en la carne, yo mucho más.

    5. Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;

    6. en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia que hay en la ley, tenido por irreprensible.

    7. Pero todas estas cosas, que eran para mí ganancias, las he estimado como pérdidas a causa de Cristo.

    8. Pero aún más: incluso todas las demás cosas las considero como pérdida comparadas con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien me dejé despojar de todo, y todo lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo,

    9. y ser hallado en él, no por retener una justicia mía -la que proviene de la ley-, sino la justicia por la fe en Cristo, la que proviene de Dios y está basada en la fe,

    10. con el fin de conocerle a él en persona y la fuerza de su resurrección y la comunión con sus padecimientos, hasta configurarme con su muerte,

    11. por si de alguna manera consigo llegar a la resurrección de entre los muertos.

    12. No digo que ya tenga conseguido mi objetivo o que ya haya llegado al término, sino que sigo corriendo por si logro alcanzarlo, como Cristo Jesús me alcanzó a mí.

    13. Yo, hermanos, todavía no doy por descontado haberlo ya conseguido, sino que, olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, sólo busco una cosa,

    14. a saber, correr hacia la meta, para ganar el premio al que Dios nos llama arriba en Cristo Jesús.

    15. Así, pues, todos los que somos ya maduros, debemos tener estas aspiraciones; y si en algo experimentáis otros sentimientos, también esto os lo aclarará Dios.

    16. En todo caso, partiendo del punto adonde hayamos llegado, sigamos caminando en la misma dirección.

    17. Hermanos, seguid todos mi ejemplo y fijaos en los que así caminan, según el modelo que tenéis en nosotros.

    18. Pues hay muchos, de los cuales os hablé a menudo, y ahora lo repito llorando, que caminan como enemigos de la cruz de Cristo,

    19. cuyo término es la perdición, cuyo Dios es el vientre y cuya gloria se funda en sus vergüenzas. Estos tales centran su atención en lo terreno.

    20. Pero nuestra patria está en el cielo, de donde aguardamos que venga un Salvador, el Señor Jesucristo,

    21. el cual transfigurará el cuerpo de esta humilde condición nuestra, conformándolo al cuerpo de su condición gloriosa, según la eficacia de su poder, para someter a su dominio todas las cosas.