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jueves, julio 18, 2024
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    Hechos 21 - Serafín de Ausejo 1975

    Viaje de Pablo a Jerusalén

    1. Cuando logramos arrancarnos de ellos y nos hicimos a la mar, navegamos directamente a Cos, el día siguiente a Rodas, y de allí, a Pátara.

    2. Encontramos una nave que hacía la travesía a Fenicia, subimos a bordo y nos hicimos a la mar.

    3. Avistamos Chipre y, dejándola a la izquierda, navegamos hacia Siria, hasta atracar en Tiro, donde la nave tenía que descargar su mercancía.

    4. Encontramos a los discípulos y permanecimos allí siete días. Ellos le decían a Pablo, por inspiración del Espíritu, que no subiera a Jerusalén.

    5. Pero, cuando se nos acabaron los días, emprendimos la marcha. Nos acompañaban todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad. Puestos de rodillas sobre la playa, oramos,

    6. nos despedimos unos de otros, nosotros nos embarcamos y ellos regresaron a casa.

    7. Acabada la travesía marítima, desde Tiro llegamos a Tolemaida, donde saludamos a los hermanos y estuvimos un día con ellos.

    8. Salimos al día siguiente y llegamos a Cesarea; entramos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, y nos quedamos con él.

    9. Tenía éste cuatro hijas vírgenes y profetisas.

    10. Permanecimos allí bastantes días. Bajó entonces de Judea un profeta llamado Ágabo,

    11. que se llegó a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, se ató los pies y las manos y dijo: "Esto dice el Espíritu Santo: al hombre a quien pertenece este cinturón, lo atarán así en Jerusalén los judíos y lo entregarán en manos de los gentiles".

    12. Al oír esto, le aconsejábamos, tanto nosotros como los habitantes del lugar, que no subiera a Jerusalén.

    13. Respondió entonces Pablo: "¿Qué hacéis llorando y partiéndome el corazón? Estoy dispuesto no sólo a dejarme atar, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús".

    14. Al ver que no podíamos convencerle, dejamos de insistir diciendo: "Hágase la voluntad del Señor".

    15. Pasados estos días y hechos los preparativos, emprendimos la subida a Jerusalén.

    16. Vinieron también con nosotros algunos discípulos de Cesarea que nos presentaron a un tal Mnasón, de Chipre, antiguo discípulo, en cuya casa nos hospedaríamos.

    Arresto de Pablo en el templo

    17. Llegados a Jerusalén, nos recibieron con gran satisfacción los hermanos.

    18. Al día siguiente, fue Pablo con nosotros a ver a Santiago. Se habían reunido todos los ancianos.

    19. Tras los saludos, les fue exponiendo una por una las cosas que Dios había obrado entre los gentiles por su ministerio.

    20. Ellos, al oírle, glorificaban a Dios, y le dijeron: "Ya ves, hermano, cuántos miles de creyentes hay entre los judíos, y todos ellos se muestran celosos en cumplir la ley.

    21. Han oído decir que tú enseñas a todos los judíos que viven entre los gentiles a apartarse de Moisés, diciéndoles que no tienen que circuncidar a sus hijos ni vivir según lo establecido.

    22. ¿Qué hay de esto? Porque, de todas formas, se van a enterar de tu venida.

    23. Haz, pues, lo que te vamos a decir: hay entre nosotros cuatro hombres que tienen que cumplir un voto.

    24. Tómalos contigo, purifícate con ellos y paga por ellos la ofrenda, para que se corten el pelo, y así conocerán todos que no hay nada de lo que han oído decir de ti, sino que tú también caminas rectamente observando la ley.

    25. Por lo que se refiere a los gentiles que han abrazado la fe, ya les hemos escrito ordenándoles que se abstengan de lo inmolado a los ídolos, de la sangre, de lo estrangulado y de la impureza".

    26. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres y, al día siguiente, después de haberse purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar cuándo se cumplían los días de la purificación y había de presentar cada uno la correspondiente ofrenda.

    27. Cuando estaban a punto de cumplirse los siete días, los judíos de Asia, que lo habían visto en el templo, comenzaron a alborotar al pueblo todo y le echaron mano,

    28. gritando: "Hombres de Israel, ayudadnos. Éste es el hombre que anda enseñando a todos y en todas partes contra el pueblo y la ley y este lugar, hasta el extremo de haber introducido griegos en el templo y profanado este lugar santo".

    29. Habían visto, en efecto, en la ciudad, con él, a Trófimo de Éfeso, y pensaban que Pablo lo había introducido en el templo.

    30. Se alborotó la ciudad entera y se produjo una manifestación popular que, apoderándose de Pablo, lo arrastraba fuera del templo. En seguida cerraron las puertas.

    31. Ya se disponían a darle muerte, cuando le llegó al tribuno de la cohorte la noticia de que toda Jerusalén estaba amotinada.

    32. Éste movilizó al instante soldados y centuriones y bajó corriendo hacia ellos. Al ver al tribuno y a los soldados, cesaron de golpear a Pablo.

    33. Se acercó entonces el tribuno y, apoderándose de él, mandó sujetarle con dos cadenas, al tiempo que trataba de averiguar quién era y qué había hecho.

    34. De entre la turba cada cual gritaba una cosa distinta. Ante la imposibilidad de llegar a nada cierto por el tumulto, ordenó que lo llevaran al cuartel.

    35. Cuando llegó a la escalinata era tanta la violencia de la gente que los soldados tuvieron que llevarlo en vilo,

    36. porque le seguía una gran muchedumbre de pueblo gritando: "¡Quítalo de en medio!".

    Defensa de Pablo ante el pueblo

    37. A punto ya de entrar en el cuartel, dice Pablo al tribuno: "¿Puedo decirte una cosa?". Él le dijo: "¿Pero tú sabes griego?

    38. ¿No eres tú el egipcio que hace unos días suscitó una rebelión y condujo al desierto cuatro mil sicarios?".

    39. Pablo le dijo: "Yo soy judío, ciudadano de Tarso, que es una ciudad no despreciable de Cilicia. Permíteme, te suplico, hablar al pueblo".

    40. Y se lo permitió. Pablo, de pie sobre las gradas, hizo señas al pueblo con la mano para que callara. Hecho un gran silencio, se puso a hablar en dialecto hebreo y dijo: