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sábado, julio 20, 2024
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    Isaías 33 - Serafín de Ausejo 1975

    Jehová traerá salvación

    1. ¡Ay de ti, devastador, que no has sido devastado, traidor a quien no han traicionado! Cuando termines tú de devastar, serás devastado; cuando acabes tú de traicionar, te habrán traicionado.

    2. Yahveh, ten piedad de nosotros, en ti esperamos; sé nuestro brazo cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia.

    3. Al fragor del estrépito huyen los pueblos; cuando tú te levantas, se desbandan las naciones.

    4. Se amontona el botín como montón de saltamontes; como se lanzan las langostas, se lanzan sobre él.

    5. Excelso es Yahveh, que mora en lo alto; colma a Sión de equidad y de justicia.

    6. Será seguridad de tus días, un caudal de salud, de sabiduría y de conocimiento. El temor de Yahveh será su tesoro.

    7. Mirad, sus heraldos gritan por las calles; los mensajeros de la paz lloran amargamente.

    8. Están desiertos los caminos, nadie pasa ya por el sendero. Rompió la alianza, despreció las ciudades, a nadie respetó.

    9. Enluteció, languideció la tierra, enrojeció, se marchitó el Líbano; quedó el Sarón como la estepa, sacudidos el Basán y el Carmelo.

    10. Ahora me levanto -dice Yahveh-; ahora me alzo, ahora me elevo.

    11. Concebís hojas y parís rastrojos, mi soplo es fuego que os devora.

    12. Serán los pueblos tizones de cal, abrojos arrancados que en el fuego arderán.

    13. Escuchad, los de lejos, lo que hice; sabed, los de cerca, cuál es mi fuerza.

    14. Temieron en Sión los pecadores, temblor sobrecogió a los impíos. ¿Quién de nosotros morará en fuego devorador? ¿Quién de nosotros morará en hogueras eternas?

    15. Quien camina con justicia y habla con rectitud; quien rechaza ganancia de coacciones y sacude sus manos por no aceptar soborno; quien tapa sus oídos por no escuchar propuestas sangrientas; quien cierra sus ojos, por no mirar lo malo:

    16. éste morará en las alturas, crestas rocosas serán su refugio; el pan se le dará, tiene el agua asegurada.

    17. A un rey en su esplendor contemplarán tus ojos, y verán un vastísimo país.

    18. Tu corazón recordará el terror: ¿dónde está el que contaba? ¿Dónde está el que pesaba? ¿Dónde está el que contaba las torres?

    19. No verás al pueblo insolente, pueblo de idioma oscuro, incomprensible, de lengua bárbara, ininteligible.

    20. Contempla a Sión, ciudad de nuestra asamblea. Tus ojos verán a Jerusalén morada tranquila, tienda inamovible, cuyas clavijas jamás se arrancarán y ninguna de sus cuerdas será rota.

    21. Al contrario, allí será poderoso Yahveh para nosotros, en un lugar de ríos y de anchos canales. No lo cruzará barco de remos, ni lo surcará nave poderosa.

    22. Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador, Yahveh nuestro rey, él nos salvará.

    23. Se han aflojado tus maromas, no sujetan el mástil, no despliegan la bandera. Entonces se reparte la presa de un inmenso botín, hasta los cojos se entregan al saqueo.

    24. Ningún habitante dirá: "Estoy enfermo"; al pueblo que allí habita le ha sido perdonado el pecado.