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    Jeremías 34 - Serafín de Ausejo 1975

    Jeremías amonesta a Sedequías

    1. Palabra que le fue dirigida a Jeremías de parte de Yahveh, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército, y todos los reinos de la tierra que estaban bajo el dominio de su mano y todos los pueblos combatían contra Jerusalén y contra sus ciudades, en estos términos:

    2. así dice Yahveh, Dios de Israel: "Vete a hablar a Sedecías, rey de Judá, y dile: "Mira: voy a entregar esta ciudad en mano del rey de Babilonia, que le prenderá fuego.

    3. Y tú no te librarás de su mano, sino que ciertamente serás apresado y entregado a él: tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia; su boca hablará con tu boca, y tú irás a Babilonia"".

    4. Sin embargo, escucha la palabra de Yahveh, Sedecías, rey de Judá: así dice Yahveh con respecto a ti: "No morirás a espada;

    5. morirás en paz. Y, como se quemaron perfumes por tus padres, los reyes anteriores que te precedieron, así se quemarán por ti. Y entonarán por ti la lamentación: ¡Ay, Señor! Porque lo digo yo" -oráculo de Yahveh-.

    6. El profeta Jeremías dijo a Sedecías, rey de Judá, todas estas palabras en Jerusalén,

    7. cuando el ejército del rey de Babilonia combatía contra Jerusalén y contra todas las ciudades de Judá que aún resistían, Laquis y Azecá, pues éstas eran las dos ciudades de Judá que aún resistían.

    8. Palabra que le fue dirigida a Jeremías de parte de Yahveh, después del acuerdo concluido por el rey Sedecías con todo el pueblo que había en Jerusalén para proclamar ante ellos una manumisión,

    9. en virtud de la cual cada uno debía dejar en libertad a su esclavo y a su esclava, hebreo o hebrea, para que nadie tuviera por esclavo a un judío, hermano suyo.

    10. Todos los príncipes y todo el pueblo que habían tomado parte en el acuerdo accedieron a dejar en libertad cada uno a su esclavo o a su esclava, para no volver a tenerlos por esclavos; accedieron, pues, y los dejaron en libertad.

    11. Pero luego se arrepintieron y obligaron a volver a los esclavos y a las esclavas que habían dejado libres, y los redujeron de nuevo al estado de esclavos y de esclavas.

    12. Entonces le fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremías de parte de Yahveh:

    13. así dice Yahveh, Dios de Israel: "Hice un pacto con vuestros padres el día en que los saqué del país de Egipto, de la casa de la esclavitud, en estos términos:

    14. "Al cabo de siete años, todos vosotros dejaréis libre a vuestro hermano hebreo que se os haya vendido. Te servirá seis años, y luego lo dejarás marchar libre de tu lado". Pero vuestros padres no me escucharon ni me hicieron caso.

    15. Vosotros, hoy, os habíais convertido y habíais hecho lo que es recto a mis ojos proclamando cada uno la manumisión de su prójimo, pues habíais concertado un pacto ante mí en el templo sobre el cual se invoca mi nombre.

    16. Pero os habéis arrepentido, y así habéis profanado mi nombre, haciendo volver cada uno a su esclavo y a su esclava, a los que habíais dejado libres según su deseo, y los habéis reducido de nuevo a esclavitud".

    17. Por eso, así dice Yahveh: "Vosotros no me habéis escuchado, al proclamar cada uno la manumisión de su hermano y de su prójimo. Pues mirad: yo voy a proclamar contra vosotros la manumisión -oráculo de Yahveh- para la espada, la peste y el hambre, convirtiéndoos en el terror de todos los reinos de la tierra.

    18. A los hombres que transgredieron mi pacto, que no cumplieron las palabras del pacto que concertaron delante de mí, les haré como al novillo que han cortado en dos mitades y entre cuyos trozos han pasado.

    19. A los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los eunucos y a los sacerdotes, y a toda la población del país, que han pasado entre los trozos del novillo,

    20. los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida; y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.

    21. También entregaré a Sedecías, rey de Judá, y a sus príncipes en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida y en mano del ejército del rey de Babilonia, que ha levantado el asedio.

    22. Estoy dando ya la orden -oráculo de Yahveh- para hacerlos volver a esta ciudad, a fin de que luchen contra ella, la tomen y la entreguen al fuego; pues de las ciudades de Judá voy a hacer un desierto, sin habitantes".