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    Jeremías 36 - Serafín de Ausejo 1975

    El rey quema el rollo

    1. El año cuarto de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, le fueron dirigidas a Jeremías de parte de Yahveh estas palabras:

    2. "Procúrate un rollo y escribe en él todas las palabras que te he dicho acerca de Israel, acerca de Judá y acerca de todas las naciones, desde el día en que comencé a hablarte en tiempo de Josías hasta hoy.

    3. A ver si la casa de Israel atiende a todas las desgracias que proyecto hacerles, de tal manera que se convierta cada uno de su mala conducta y así les perdone su culpa y su pecado".

    4. Jeremías llamó entonces a Baruc, hijo de Nerías, y Baruc escribió en un rollo, al dictado de Jeremías, todas las palabras que Yahveh le había dicho.

    5. Después Jeremías dio a Baruc esta orden: "Yo estoy arrestado, no puedo ir al templo de Yahveh.

    6. Pero irás tú, y en el día de ayuno leerás a los oídos del pueblo, en el templo de Yahveh, las palabras de Yahveh que has escrito en el rollo a mi dictado. Las leerás también a los oídos de todos los judíos que vengan de sus ciudades.

    7. A ver si elevan sus plegarias a Yahveh, y se convierte cada uno de su mala conducta; porque es grande la ira y el furor que Yahveh ha predicho contra este pueblo".

    8. Baruc, hijo de Nerías, hizo todo de acuerdo con lo que le había mandado el profeta Jeremías y leyó en el libro las palabras de Yahveh en el templo de Yahveh.

    9. Ahora bien, el año quinto de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, en el noveno mes, se había proclamado un ayuno ante Yahveh para todo el pueblo de Jerusalén y para toda la gente que había venido a Jerusalén de las ciudades de Judá.

    10. Baruc leyó entonces en el libro las palabras de Jeremías en el templo de Yahveh, en la sala de Guemarías, hijo de Safán, el secretario, en el atrio superior, a la entrada de la Puerta Nueva del templo de Yahveh, y todo el pueblo escuchaba.

    11. Cuando Miqueas, hijo de Guemarías, hijo de Safán, oyó todas las palabras de Yahveh que estaban en el libro,

    12. bajó al palacio real, a la sala del secretario, donde precisamente celebraban una sesión todos los dignatarios: Elisamá, el secretario; Delaías, hijo de Semaías; Elnatán, hijo de Acbor; Guemarías, hijo de Safán; Sedecías, hijo de Jananías, y todos los demás dignatarios.

    13. Miqueas les refirió todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo.

    14. Todos los dignatarios enviaron entonces a Yehudí, hijo de Natanías, hijo de Selemías, hijo de Cusí, a decir a Baruc: "Toma en tu mano el rollo que has leído a oídos del pueblo, y ven". Baruc, hijo de Nerías, tomó en su mano el rollo y fue adonde ellos estaban.

    15. "Siéntate -le dijeron- y léelo en voz alta". Baruc leyó en voz alta.

    16. Cuando oyeron todas las palabras, se miraron unos a otros asustados y dijeron a Baruc: "Daremos cuenta exacta al rey de todas estas cosas".

    17. Luego preguntaron a Baruc: "Cuéntanos cómo has escrito de su boca todas estas palabras".

    18. "Con sus propios labios -dijo Baruc- me dictaba él todas estas palabras, y yo las escribía con tinta en el rollo".

    19. "Vete -dijeron los dignatarios a Baruc- y escondeos, tú y Jeremías; que nadie sepa donde estáis".

    20. Ellos fueron adonde estaba el rey, al patio, tras haber dejado el rollo en la sala de Elisamá, el secretario, y contaron de viva voz al rey todas estas cosas.

    21. El rey envió entonces a Yehudí a tomar el rollo; lo tomó de la sala de Elisamá, el secretario, y Yehudí lo leyó en voz alta ante el rey y ante todos los dignatarios que estaban en torno al rey.

    22. El rey habitaba en el palacio de invierno -era el mes noveno- y había delante de él un brasero encendido.

    23. Ahora bien, según iba leyendo Yehudí tres o cuatro columnas, el rey las rasgaba con el cortaplumas del secretario y las arrojaba al fuego que había en el brasero.

    24. El rey y todos sus servidores, que habían oído todas aquellas palabras, no se asustaron ni rasgaron sus vestiduras.

    25. Y cuando Elnatán, Delaías y Guemarías instaron al rey para que no quemara el rollo, no sólo no les hizo caso

    26. sino que el rey ordenó a Yerajmeel, hijo del rey; a Serayas, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, que prendieran a Baruc, el secretario, y a Jeremías, el profeta; pero Yahveh los escondió.

    27. Cuando el rey hubo quemado el rollo con las palabras que Baruc había escrito al dictado de Jeremías, la palabra de Yahveh se dirigió a Jeremías en estos términos:

    28. "Vuelve a procurarte otro rollo y escribe en él todas las palabras anteriores que figuraban en el primer rollo, el que quemó Joaquín, rey de Judá;

    29. y con respecto a Joaquín, rey de Judá, dirás: así dice Yahveh: tú has quemado este rollo, diciendo: "¿Por qué has escrito en él que ciertamente vendrá el rey de Babilonia, arrasará este país y hará desaparecer de él a hombres y animales?".

    30. Por eso, así dice Yahveh acerca de Joaquín, rey de Judá: no tendrá descendiente que se siente en el trono de David; su cadáver quedará tirado al calor durante el día y al frío durante la noche.

    31. Castigaré su iniquidad en él, en su descendencia y en sus servidores, y traeré sobre ellos, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre los hombres de Judá toda la desgracia que les he predicho, sin que me escucharan".

    32. Jeremías tomó después otro rollo y se lo entregó a Baruc, el secretario, hijo de Nerías, quien escribió en él, al dictado de Jeremías, todas las palabras del rollo que Joaquín, rey de Judá, había quemado en el fuego. Y se le añadieron, además, otras muchas palabras del mismo tenor.