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miércoles, julio 17, 2024
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    Lamentaciones 4 - Serafín de Ausejo 1975

    El castigo de Sion consumado

    1. Álef. ¡Ay, cómo se ha ennegrecido el oro, cómo se ha alterado el oro más fino! Están esparcidas las piedras sagradas por todas las esquinas de las calles.

    2. Bet. Los hijos de Sión, los más preciados, estimados como su peso en oro, ¡ay! son tenidos por vasijas de arcilla, obra de manos de alfarero.

    3. Guímel. Hasta los chacales ofrecen las ubres para dar de mamar a sus crías; la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como las avestruces del desierto.

    4. Dálet. La lengua del niño de pecho se ha pegado a su paladar por la sed. Los pequeñuelos pedían pan; no había quien se lo repartiese.

    5. He. Los que comían manjares exquisitos desfallecen por las calles; los que se criaron entre púrpura se acuestan en los basureros.

    6. Váu. Superaba la culpa de la hija de Sión al pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante sin que nadie pusiera las manos en ella.

    7. Zain. Más cándidos eran que la nieve sus príncipes, más blancos que la leche, más rubicundo su cuerpo que el coral: su estampa era un zafiro.

    8. Jet. Más negro es hoy su rostro que el hollín; nadie los reconoce por las calles. Su piel se ha pegado a sus huesos, seca está como madera.

    9. Tet. Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos de hambre, que se consumen extenuados, por falta de alimento.

    10. Yod. Manos de mujeres delicadas pusieron a cocer sus propios hijos, y éstos fueron su alimento en el desastre de la hija de mi pueblo.

    11. Kaf. Yahveh desahogó su furor, derramó su ardiente cólera; encendió un fuego en Sión que devoró sus cimientos.

    12. Lámed. No hubieran creído los reyes de la tierra ni los habitantes todos del orbe que pudiera el adversario y el enemigo cruzar las puertas de Jerusalén.

    13. Mem. Fue así por los pecados de sus profetas, por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de inocentes.

    14. Nun. Vagaban como ciegos por las calles, manchados estaban de sangre, de suerte que nadie podía tocar sus vestidos.

    15. Sámek. "¡Apartaos! ¡Un impuro!", les gritaban. "¡Apartaos! ¡Apartaos! ¡No toquéis!". Vagaban dispersos y la gente decía: "Que no sigan viviendo aquí".

    16. Pe. El rostro de Yahveh los dispersó, no volverá a mirarlos. No hubo respeto a los sacerdotes, no se tuvo piedad de los ancianos.

    17. Ain. Todavía se consumen nuestros ojos esperando en vano el socorro. Desde nuestra atalaya oteábamos a una nación incapaz de salvarnos.

    18. Sade. Espiaban nuestros pasos, nos prohibían andar por nuestras plazas. Se acercaba nuestro fin, se cumplían nuestros días. Sí; nuestro fin ha llegado.

    19. Qof. Más veloces eran nuestros perseguidores que las águilas del cielo; nos acosaban en los montes, en el desierto nos tendían emboscadas.

    20. Res. Nuestro aliento vital, el ungido de Yahveh, fue atrapado en sus fosos: aquel de quien decíamos: "A su sombra viviremos entre las naciones".

    21. Sin. ¡Alégrate, exulta, hija de Edom, que moras en el país de Us! También a ti te llegará la copa, te embriagarás y te quedarás desnuda.

    22. Tau. Tu castigo está cumplido, hija de Sión; Yahveh no volverá a desterrarte. Castigará tu iniquidad, hija de Edom, pondrá tus pecados al desnudo.