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jueves, julio 18, 2024
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    Lucas 14 - Serafín de Ausejo 1975

    Jesús sana a un hidrópico

    1. Un sábado entró a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos; y éstos lo estaban acechando.

    2. Precisamente había un hidrópico delante de él.

    3. Jesús tomó la palabra y dijo a los doctores de la ley y a los fariseos: "¿Es lícito curar en sábado o no?".

    4. Ellos permanecieron callados. Tomó entonces al hidrópico de la mano, lo curó y lo despidió.

    5. Luego les dijo: "¿Quién de vosotros, si se le cae a un pozo un hijo o un buey, no lo saca en seguida, aunque sea sábado?".

    6. Y nada pudieron responderle a esto.

    Los convidados a las bodas

    7. Al notar cómo los invitados escogían los primeros puestos, les proponía una parábola:

    8. "Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado también a otro más importante que tú

    9. y cuando llegue el que te invitó a ti y al otro, te tenga que decir: "Déjale el sitio a éste"; y entonces, cubierto de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.

    10. Al contrario, cuando te inviten, ve a ponerte en el último lugar, de suerte que, cuando llegue el que te invitó, te tenga que decir: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy honrado delante de todos los comensales.

    11. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".

    12. Decía también al que lo había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no convides a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que también ellos a su vez te inviten, y ello te sirva de recompensa.

    13. Al contrario, cuando des un banquete, invita a pobres, tullidos, cojos, ciegos.

    14. Dichoso tú entonces, pues ellos no tienen con qué recompensarte; porque así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos".

    Parábola de la gran cena

    15. Cuando oyó esto uno de los comensales, le dijo: "Dichoso el que participe en el banquete del reino de Dios".

    16. Entonces él le contestó: "Un hombre preparaba un gran banquete y convidó a mucha gente.

    17. A la hora del banquete envió a su criado para decir a los invitados: "Venid; que ya está preparado".

    18. Pero todos, sin excepción, comenzaron a excusarse. El primero le dijo: "He comprado un campo, y necesariamente tengo que ir a verlo; te ruego que me disculpes".

    19. Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a ir a probarlas; te ruego que me disculpes".

    20. Y otro contestó: "Me acabo de casar, y por eso no puedo ir".

    21. Volvió el criado y le refirió a su señor estas cosas. Entonces el amo de casa se enfureció y dijo a su criado: "Sal inmediatamente por las plazas y las calles de la ciudad, y a los pobres y tullidos y ciegos y cojos tráelos aquí".

    22. Luego le dijo el criado: "Señor, se ha hecho lo que has mandado, pero todavía queda sitio".

    23. Entonces el señor le dijo al criado: "Pues sal a los caminos y cercados y obliga a la gente a entrar, hasta que mi casa se llene.

    24. Porque os digo que ninguno de aquellos que fueron invitados ha de probar mi banquete"".

    Lo que cuesta seguir a Cristo

    25. Caminaba con él una gran multitud y volviéndose hacia ellos, les dijo:

    26. "Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre y a su madre, a la mujer y a los hijos, a los hermanos y a las hermanas, y más aún, incluso a sí mismo, no puede ser mi discípulo.

    27. Quien no lleva su cruz y viene tras de mí no puede ser mi discípulo.

    28. Porque, ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta antes a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?

    29. No vaya a ser que, si después de poner los cimientos no puede acabarla, todos los que la vean se burlen de él,

    30. diciendo: "Este hombre comenzó a edificar, pero no pudo terminar".

    31. ¿O qué rey, teniendo que salir a campaña contra otro rey, no se sienta antes a reflexionar si será capaz de enfrentarse con diez mil hombres al que viene contra él con veinte mil?

    32. De lo contrario, mientras el otro está todavía lejos, le envía una embajada para pedirle condiciones de paz.

    33. Pues del mismo modo, ninguno de vosotros que no renuncie a todos sus bienes puede ser mi discípulo.

    Cuando la sal pierde su sabor

    34. Buena es ciertamente la sal; pero si también la sal pierde su sabor, ¿con qué se le devolverá?

    35. Ya no sirve ni para la tierra ni para el estercolero; la tiran fuera. El que tenga oidos para oír, que oiga".