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viernes, agosto 16, 2024
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    Romanos 14 - Serafín de Ausejo 1975

    Los débiles en la fe

    1. Acoged benignamente al que es débil en la fe, sin criticar opiniones.

    2. Hay quien cree que puede comer de todo; mientras que el débil solamente come verduras.

    3. El que come de todo, no trate con desdén al que se abstiene de algo; y el que se abstiene de algo, no condene al que come de todo, ya que ha sido acogido por Dios.

    4. ¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Si está de pie o caído, eso es cosa de su amo. Pero se mantendrá en pie, que el Señor tiene poder para sostenerlo.

    5. Hay quien da más importancia a un día que a otro; en tanto que hay quien estima que todos los días son iguales. Que cada cual se atenga a sus convicciones personales.

    6. El que siente interés por tal día, lo hace en atención al Señor; y el que come de todo, lo hace en atención al Señor, pues da gracias a Dios; y el que se abstiene de algo, lo hace en atención al Señor, y también da gracias a Dios.

    7. En efecto, ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo.

    8. Pues, si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así, pues, tanto en vida como en muerte pertenecemos al Señor.

    9. Porque para esto Cristo murió y retornó a la vida: para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.

    10. Pero tú, ¿por qué te eriges en juez de tu hermano? O también tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? ¡Todos compareceremos ante el tribunal de Dios!

    11. Porque escrito está: ¡Vivo yo! -dice el Señor-; ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua dará gloria a Dios.

    12. Por consiguiente, cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de sí mismo.

    13. Por lo tanto, no nos constituyamos ya más en jueces unos de otros; al contrario, lo que habéis de juzgar es, más bien, esto: no poner a vuestro hermano tropiezo o motivo de caída.

    14. Bien sé y estoy plenamente persuadido en el Señor Jesús de que nada hay impuro de por sí. Pero, si uno considera que una cosa es impura, para él es impura.

    15. Y si por tomar tú tal clase de alimento, tu hermano se contrista, ya no procedes en conformidad con el amor. Deja de causar, por tu comida, la ruina de aquel por quien Cristo murió.

    16. Que no se convierta vuestro bien en motivo de maledicencia.

    17. Que el reino de Dios no consiste en tal clase de comida o de bebida, sino en justicia y paz y alegría en el Espíritu Santo.

    18. Quien sirve a Cristo de este modo es agradable a Dios y obtiene la aprobación de los hombres.

    19. Dediquémonos, por consiguiente, a lo que fomenta la paz y favorece la edificación común.

    20. No destruyas, por cuestión de una clase de comida, la obra de Dios. Todo es puro, desde luego; pero resulta malo para quien, al comerlo, es causa de tropiezo.

    21. Lo mejor es no comer carne ni beber vino ni hacer nada en que pueda tropezar tu hermano.

    22. La convicción de fe que tú tienes, tenla para ti delante de Dios. Dichoso aquel que no se siente culpable en las resoluciones que toma.

    23. Pero el que tiene dudas y, sin embargo, come, ya se ha hecho culpable, porque no actúa con convicción de fe. Pues todo cuanto se hace sin convicción de fe es pecado.