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miércoles, julio 17, 2024
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    Rut 3 - Serafín de Ausejo 1975

    Rut y Booz en la era

    1. Noemí, su suegra, le dijo: "Hija mía, ¿no debo yo buscarte una situación segura que sea buena para ti?

    2. Ahora bien, ¿no es Booz, con cuyas criadas has estado, pariente nuestro? Pues mira: esta noche tiene que aventar la cebada en la era.

    3. Lávate, pues, y perfúmate; ponte tu manto y baja a la era. No te des a conocer a él antes de que haya terminado de comer y de beber.

    4. Cuando él se acueste, fíjate en el lugar en que se acuesta. Entonces vas tú, le descubres un poco por los pies y te acuestas allí. Ya él te indicará luego lo que debes hacer".

    5. Y Rut le respondió: "Haré todo lo que me dices".

    6. Bajó, pues, a la era e hizo todo lo que le había ordenado su suegra.

    7. Booz comió y bebió y se alegró su corazón. Después fue a acostarse al extremo del montón de cebada. Entonces llegó ella sigilosamente, le descubrió un poco por los pies y se acostó.

    8. A media noche, el hombre tiritó de frío y se dio media vuelta; y entonces vio que había una mujer acostada a sus pies.

    9. Él le preguntó: "¿Quién eres tú?". Ella le respondió: "Yo soy Rut, tu sierva; extiende sobre tu sierva el borde de tu manto, porque eres el que tiene derecho de rescate".

    10. Dijo entonces él: "¡Bendita seas tú de parte de Yahveh, hija mía! Tu segundo acto de piedad ha sido todavía mejor que el primero, pues no has ido en busca de jóvenes, pobres o ricos.

    11. Ahora, hija mía, no temas: yo haré por ti todo lo que digas, porque todos los de mi pueblo saben que tú eres una mujer virtuosa.

    12. Ahora bien, aunque en verdad tengo derecho de rescate, también lo tiene otro que es pariente más cercano que yo.

    13. Pasa aquí la noche, y mañana, si él quiere ejercer su derecho de rescate sobre ti, que te rescate, pero si él no quiere rescatarte ¡vive Yahveh, que yo te he de rescatar! Quédate acostada hasta mañana".

    14. Ella se acostó a los pies de él hasta la mañana, y se levantó antes de que un hombre pueda reconocer a otro. Y él se decía: "Que nadie sepa que esta mujer entró en la era".

    15. Después le dijo: "Extiéndeme el manto que llevas encima y sujétalo bien". Ella lo sujetó bien, y él le entregó seis medidas de cebada y se las puso a cuestas. Luego él se fue a la ciudad.

    16. También ella se fue adonde estaba su suegra, la cual le preguntó: "¿Qué ha sido de ti, hija mía?". Le contó todo lo que había hecho el hombre por ella

    17. y añadió: "Me ha dado estas seis medidas de cebada, al mismo tiempo que me decía: "No debes volver con las manos vacías adonde está tu suegra"".

    18. Noemí le dijo: "Estáte tranquila, hija mía, hasta saber en qué termina el asunto; porque ese hombre no descansará hasta darle cumplimiento hoy mismo".