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jueves, julio 18, 2024
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    Salmos 144 - Serafín de Ausejo 1975

    Oración pidiendo socorro y prosperidad Salmo de David.

    1. De David. Bendito sea el Señor, mi fortaleza, el que adiestra mis manos a la lucha, mis dedos al combate;

    2. mi solaz, mi ciudadela y mi refugio, mi cobijo, el escudo en que me guardo, y el que allana los pueblos a mis pies.

    3. ¿Qué es el hombre, Señor, para que de él te ocupes, el hijo del mortal, para que tú lo consideres?

    4. Lo mismo que el vapor es el hombre, sus días, como la sombra que declina.

    5. Baja, Señor, los cielos y desciende, percute las montañas, que echen humo,

    6. haz brillar el relámpago y espárcelos, arroja tus saetas y confúndelos.

    7. Extiende tú la mano de lo alto, arráncame y libérame de las aguas caudalosas, del poder de los hijos de extranjero,

    8. cuya boca habla en necio, cuya diestra es agente del engaño.

    9. Quiero cantarte, oh Dios, un canto nuevo, y tañerte con arpa decacorde.

    10. Tú, que das a los reyes la victoria y el que libra a David su servidor de la espada funesta,

    11. arráncame y libérame del poder de los hijos de extranjero, cuya boca habla en necio, cuya diestra es agente del engaño.

    12. Que sean nuestros hijos en su adolescencia como plantas frondosas; nuestras hijas, como columnas talladas para ornato de palacios.

    13. Nuestros hórreos repletos, abastecidos de todas las cosechas; nuestras reses creciendo por millares, por miríadas, en medio de los campos;

    14. nuestras bestias cargadas, sin que exista irrupción ni rendición, sin un grito de angustia en nuestras plazas.

    15. Dichoso el pueblo que goza de esta suerte, dichoso el pueblo, cuyo Dios es el Señor.