Marcos 8 - La Biblia Textual 3a EdicionAlimentación de los cuatro mil1. En aquellos días, habiendo otra vez mucha gente que no tenía qué comer, llama a sus discípulos y les dice: 2. Tengo compasión° de la multitud, porque ya han estado conmigo tres días y no tienen qué comer, 3. y si los envío en ayunas a su casa, se desmayarán por el camino, y algunos de ellos han venido de lejos. 4. Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguno satisfacer de pan a éstos aquí en el desierto? 5. Les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos respondieron: Siete. 6. Entonces mandó a la multitud recostarse en la tierra, y tomando los siete panes, dio gracias, los partió y los iba dando a sus discípulos para que los repartieran, y los repartieron a la multitud. 7. Tenían además unos pocos pececillos, y habiéndolos bendecido, dijo que también los repartieran. 8. Y comieron y se saciaron, y de la abundancia de trozos recogieron siete canastas. 9. Eran como unos cuatro mil, y los despidió. 10. Enseguida, entrando en la barca con sus discípulos, fue a las regiones de Dalmanuta.° La demanda de una señal11. Y los fariseos salieron y comenzaron a discutir con Él, pidiéndole una señal del cielo,° a fin de tentarlo. 12. Y exhalando un profundo suspiro en su espíritu, dice: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará ninguna señal a esta generación.° 13. Y dejándolos, se embarcó° de nuevo y se fue a la ribera opuesta. La levadura de los fariseos14. Y se olvidaron de tomar panes, y no tenían consigo sino un pan en la barca. 15. Y les ordenó diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos° y de la levadura de Herodes. 16. (Y discutían entre sí° que no tenían° panes.) 17. Advirtiéndolo, les dice: ¿Por qué discutís que no tenéis panes? ¿Aún no reflexionáis, ni entendéis? ¿Tenéis embotado vuestro corazón? 18. ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?° ¿No recordáis 19. cuántos cestos llenos de trozos recogisteis cuando partí los cinco panes para los cinco mil? Le dicen: Doce. 20. Y cuando los siete para los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogisteis? Y dicen: Siete. 21. Y les decía: ¿Aún no entendéis? Un ciego sanado en Betsaida22. Al llegar a Betsaida le traen un ciego y le ruegan que lo toque. 23. Y tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera° de la aldea, y después de escupirle° en los ojos y poner las manos sobre él, le preguntaba: ¿Ves algo?° 24. Y alzando los ojos, decía: Veo a los hombres, pero los veo como árboles que andan. 25. Y le puso otra vez las manos sobre sus ojos, entonces él miró fijamente y se restableció, y veía claramente todas las cosas desde lejos. 26. Y lo envió a su casa, diciendo: Ni siquiera entres° en la aldea. La confesión de Pedro27. Salió Jesús con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino preguntaba a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy° Yo? 28. Ellos le respondieron diciendo: Juan el Bautista, otros Elías, y otros, uno de los profetas.° 29. Y Él les preguntaba: Y vosotros, ¿quién decís que soy° Yo? Respondiendo Pedro, le dice: ¡Tú eres el Mesías!° 30. Y les ordenó severamente que a nadie hablaran acerca de Él. Jesús anuncia su muerte31. Y comenzó a enseñarles: El Hijo del Hombre debe padecer muchas cosas y ser desechado° por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser ejecutado, y resucitar después de tres días. 32. Y les declaraba con franqueza° el asunto, pero Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirlo. 33. Entonces Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Apártate de mí, Satanás! pues no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. 34. Y llamando a la gente junto con sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,° tome su cruz y sígame,° 35. porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero cualquiera que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.° 36. Porque, ¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo y perder su alma?° 37. Pues, ¿qué dará el hombre por su alma?° 38. Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. |