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jueves, julio 18, 2024
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    Cantares 5 - Torres Amat

    1. Y le respondí: ¡Válgame Dios, esposo mío!, si ya me despojé de mi túnica, ¿me la he de volver a poner? Lavé mis pies, ¿y me los he de volver a ensuciar?

    El tormento de la separación

    2. Entonces mi amado metió su mano por la ventanilla de la puerta probando si la abriría, y a este ruido que hizo se conmovió mi corazón.

    3. Me levanté luego para abrir a mi amado destilando mirra mis manos, y están llenos de mirra selectísima mis dedos.

    4. Alcé, pues, la aldaba de mi puerta para que entrase mi amado; pero él se había ya retirado, y seguido adelante. Mi alma había quedado desmayada al eco de su voz; lo busqué, mas no lo hallé; lo llamé a voces, y no me respondió.

    5. Me encontraron las patrullas que rondan la ciudad, me hirieron, y me lastimaron; y me quitaron mi manto, con que me cubría, las centinelas de los muros.

    6. Os conjuro, oh hijas de Jerusalén , que si hallareis a mi amado, le contéis cómo desfallezco de amor.

    7. ¿Qué tiene tu amado sobre los demás amados, oh hermosísima entre todas las mujeres?; ¿qué hay en tu querido sobre los demás queridos para que así nos conjures que lo busquemos?

    8. Mi amado es blanco y rubio; escogido es entre millares de jóvenes.

    La esposa alaba al esposo

    9. Su cabeza, oro finísimo; sus cabellos, largos y espesos como renuevos de palmas, y negros como el cuervo.

    10. Sus ojos como los de las palomas que se ven junto a los arroyuelos de aguas, blancas como si se hubiesen lavado con leche, y que se paran a la orilla de corrientes caudalosísimas.

    11. Sus mejillas como dos eras de plantas aromáticas, plantadas por hábiles perfumeros; sus labios, lirios rosados que destilan mirra purísima.

    12. Sus manos, de oro, y como hechas a torno, llenas de jacintos; su pecho y vientre como un vaso de marfil guarnecido de zafiros.

    13. Sus piernas columnas de mármol, sentadas sobre basas de oro. Su aspecto majestuoso como el del Líbano, y escogido como cedro entre los árboles.

    14. Suavísimo el eco de su voz; y en suma, todo él es envidiable. Tal es mi amado, y ése es mi amigo, hijas de Jerusalén .

    15. ¿Hacia dónde partió tu amado, oh hermosísima entre todas las mujeres?; ¿por dónde se fue, que iremos contigo a buscarlo?

    16. A su huerto hubo de bajar mi amado, al plantío de las hierbas aromáticas, para recrearse en los verjeles y coger azucenas.