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viernes, julio 19, 2024
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    Deuteronomio 20 - Torres Amat

    Leyes sobre la guerra

    1. Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos, y vieres su caballería y carros, y hallares que su ejército es más numeroso que el tuyo, no los temas; pues el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, está contigo.

    2. Al acercarse ya la hora del combate, se pondrá el sacerdote o pontífice a la cabeza del ejército, y hablará al pueblo de esta manera:

    3. Escucha, ¡oh Israel!, vosotros entrais hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no os intimidéis, no volváis pies atrás, no los temáis:

    4. porque el Señor Dios vuestro está en medio de vosotros, y peleará por vosotros contra los enemigos, para libraros del peligro.

    5. Los capitanes asimismo al frente de sus respectivos escuadrones gritarán, de modo que todos los oigan: ¿Hay alguno que ha edificado casa nueva y no la haya estrenado todavía? Váyase y vuélvase a su casa; no sea que muera en batalla y otro la estrene.

    6. ¿Hay alguno que haya plantado una viña y todavía no ha podido disfrutar de ella? Váyase y vuélvase a su casa; no sea que muera en la guerra y la disfrute otro.

    7. ¿Hay alguno que tenga mujer apalabrada y aún no la ha tomado? Váyase y vuélvase a su casa, no sea que muera en el combate y la tome otro.

    8. Dicho esto añadirán aún, y dirán al pueblo: ¿Qué hombre hay aquí medroso y de corazón apocado? Váyase y vuélvase a su casa, porque no comunique a sus hermanos el miedo de que él está poseído.

    9. En callando los capitanes del ejército, concluida su amonestación, cada cual ordenará sus escuadrones para la batalla.

    10. En el caso de acercarte a sitiar una ciudad, ante todas cosas le ofrecerás la paz.

    11. Si la aceptare y te abriere las puertas, todo el pueblo que hubiere en ella está a salvo, y te quedará sujeto, y será tributario tuyo.

    12. Mas si no quisiere rendirse y empieza contra ti las hostilidades, la batirás;

    13. y cuando el Señor Dios tuyo la hubiere entregado en tus manos, pasarás a cuchillo a todos los varones de armas tomar que hay en ella.

    14. Mas no harás daño a las mujeres, ni a los niños, bestias y demás cosas que hubiere en la ciudad. Repartirás entre la tropa todo el botín, y comerás de los despojos de tus enemigos, que tu Señor Dios te habrá dado.

    15. Así harás todas las ciudades, que están muy distantes de ti, y no son de aquellas de que has de tomar posesión.

    16. Porque en las ciudades que se te darán en la tierra prometida, no dejarás alma viviente;

    17. sino que a todos sin distinción, los pasarás a cuchillo: es a saber al heteo, y al amorreo, y al cananeo, y al ferezeo, y al heveo, y al jebuseo, como el Señor tu Dios te tiene mandado;

    18. para que no os enseñen a cometer todas las abominaciones que han usado ellos con sus dioses, y ofendáis a Dios vuestro Señor.

    19. Cuando sitiares una ciudad por mucho tiempo, y la cercares con trincheras para tomarla, no has de cortar los árboles frutales, ni talar a golpes de hacha las arboledas del contorno; pues leños son y no hombres que puedan aumentar contra ti el número de combatientes.

    20. Si hay árboles que no dan fruta, sino que son silvestres y propios para otros usos, córtalos y forma de ellos máquinas, hasta tomar la ciudad que se resiste contra ti.